MAHOMA,
PROFETA Y LEGISLADOR
©Giuseppe Isgró C.
En el año 570 de nuestra era, nace, en La Meca, uno de los
personajes más extraordinarios de la historia: Mahoma, (Mohammad).
El mundo occidental conoce poco, o casi nada, de este
controversial hombre. Nacido en una familia distinguida pero de recursos
moderados, perteneciente a la tribu Kuraysh.
A los seis años, se hizo cargo de él su abuelo Abd al Mutalib;
dos años más tarde, su tío Abu Talib. Este último lo inició en la actividad de
caravanero y el comercio. Al cumplir los 25 años entra al servicio de una rica
mujer, Kadija, de 40 años de edad, quien le encargó el manejo de todos sus
asuntos comerciales, viajando intensamente.
Al poco tiempo, Mahoma contrajo matrimonio con Kadija, y ya, al
cumplir los 40 años era un hombre rico., muy respetado, y de enorme influencia
en La Meca, y en toda la zona de su actividad.
En sus viajes por Siria, y los confines de la China y de la
India, Mahoma entra en contacto con enseñanzas místicas diversas, como el
judaísmo, el neoplatonismo y algún tipo de vinculación con corrientes ascéticas
de la India, así como con el Taoísmo y el Budismo Zen, deducido esto por el
tipo de prácticas meditativas y frecuentes retiros a una cueva en los
alrededores de La Meca, donde alcanzó niveles de éxtasis y a tener sus primeras
comunicaciones espirituales con el Espíritu Gabriel, quien le comunicó que Alá
es el único Dios, y que él, Mahoma, era su profeta; que debía comunicar el
mensaje recibido y expandirlo por el mundo.
Al principio, Mahoma tenía enormes dudas respecto a las
comunicaciones espirituales recibidas, pero, vista la insistencia del Espíritu
Gabriel, tomó en serio la misión. Recibió el respaldo de su esposa Kadija, así
como de su tío Abu Talib, el de su amanuense Zaid, y el del rico mercader –su
futuro suegro- Abu Bakr, quienes fueron, virtualmente, los primeros discípulos
del Profeta.
Pese a tan exiguo respaldo doméstico, es indicio de que algo de
especial debía tener la personalidad de Mahoma, para que su mujer, tío,
amanuense, entre otros, le respaldasen en tal pretensión. Empero, con la gente
de La Meca no pasó lo mismo; fue tildado de loco, despojado de sus bienes y
perseguido despiadadamente. La inspiración de un Dios único afectaba el
comercio de La Meca, donde se realizaban frecuentes peregrinaciones para la
adoración del politeísmo imperante, en esa época.
Afortunadamente, Mahoma, con gran esfuerzo, logro salvarse y
resistir tenazmente, con tremenda fe, trasladándose a la ciudad de Medina,
donde recibió más benigna acogida. En esta ciudad, escribió la parte
espiritual-moral del Corán, -la obra cumbre del Islamismo-. En La Meca,
posteriormente, escribiría la aparte jurídica. Usó pergaminos, hojas de palmeras,
paletillas de cordero, etcétera, para registrar los dictados del Espíritu
Gabriel, sobre el nuevo código moral, espiritual y jurídico. Dichos escritos,
en forma de poema, de elegante estilo clásico, fueron amontonándose en un
cuarto, los cuales fueron aprendidos de memoria por gran número de fieles.
Posteriormente se les hicieron copias y se comenzaron a divulgar.
El Corán consta de 114 suras, o capítulos; cada sura se divide,
a su vez, en versículos. En su forma actual, consta de las siguientes partes:
1) Los principios fundamentales del Islam, así como las diversas vertientes que
le conforman: a) Fe a Dios, en los Espíritus superiores, en el Corán, en los
profetas, en la reencarnación y en el juicio final., en la tierra. b) La
oración, la que se acompaña a la ablución, como preparativo y representativa de
la pureza del Espíritu. La oración debe ser realizada cinco veces al día: en la
mañana, antes de la salida del sol; al mediodía, en la tarde, antes de la
puesta del sol y la noche cerrada, y la última, entre el ocaso y la primera
guardia nocturna. Algunos realizan una sexta oración voluntaria, entre la
primera guardia nocturna y el amanecer. En estos períodos, aparte de la lectura
del Corán, se repiten exclamaciones de alabanza, como: Dios es grande; Dios es
poderoso; sólo Dios es Dios; etcétera. La oración se realiza en la Mezquita, o
en un lugar puro; los ojos deben estar orientados hacia la Qibla, o punto del
cielo en dirección de La Meca. La comunicación con Dios debe ser efectuada con
humildad; doblar la frente hasta el suelo, es el acto más solemne de adoración
a Dios. C) Los actos de solidaridad, que son de dos clases: Las obligatorias,
denominadas Zacat, -una especie de diezmo-, que deben ser efectuadas según
cánones preestablecidos, en dinero, mercancías, ganado, cereales y frutas; y
las voluntarias, denominadas Sadacat, las cuales son realizadas de acuerdo el
criterio de cada quien. La regla es dar la décima parte de los propios ingresos
para contribuir al bienestar de los que lo requieren. d) El ayuno, debe ser
efectuado, cada año, durante los treinta días del mes de Ramadán, desde la
salida a la puesta del sol, sin ingerir comida, bebida, absteniéndose de baños,
perfumes, relaciones sexuales, y cualesquiera otras satisfacciones de los sentidos,
con el objeto de disciplinar el espíritu, y purificar el cuerpo y la mente. E)
La peregrinación, debe hacerse por lo menos una vez en la vida, bien sea
personalmente, o por delegación; en este caso, su nombre debe ser mencionado en
cada una de las oraciones que realiza su sustituto. La peregrinación es
obligatoria, únicamente, para las personas pudientes, en buen estado de salud y
que puedan soportar los rigores del viaje. Cada creyente inicia este viaje
efectuando la siguiente afirmación: -“En nombre de Allah inicio este viaje,
confiando en su protección. Creo en Él y pongo en sus manos mis acciones y mi
vida”.
2. Los preceptos morales.
3. La exaltación de las maravillas de la Creación.
4. Las referencias históricas relativas a la vida de los
profetas y sus mensajes.
5. La descripción de las recompensas reservadas por Allah a los
que creen en Él y cumplen los preceptos del Corán.
5. Reseña de la Ley del Islam, en sus partes de vinculación
espiritual, y legislativas. El Corán constituye la más importante fuente
primaria del Islam. Poco a poco fue creciendo el número de discípulos y
seguidores.
-II-
Viendo, Mahoma, que, por la vía pacífica le costaría divulgar su
mensaje, se vio obligado a empuñar la espada, en primer lugar para defenderse,
y en segundo lugar, para resguardar a los suyos. Empero, pese a la severidad de
las contiendas, mientras vivió Mahoma, se observó, en el Islam, una gran
generosidad con los vencidos.
En la batalla de Abu Dakr, por ejemplo, Mahoma, después del
triunfo, logró alrededor de setenta prisioneros. Después de meditar, tomó la
decisión de, en vez de sacrificarlos, libertarlos previo pago de rescate. Sin
embargo, quienes no tenían recursos para ello, si eran letrados obtenían su
liberación enseñando a diez analfabetos. Los que carecían de rescate y de
cualquier otra clase de aporte, fueron libertados. Igual generosidad
observaron, los musulmanes, al invadir Jerusalén, donde se respetó la vida de
los judíos. Virtualmente, nadie resultó afectado.
Mahoma respetó, siempre, tanto a cristianos como a judíos y a
todo aquel que, libremente, se sometían a la nueva fe del Islam. Después de la
batalla de Abu Dakr, Mahoma logró el dominio de La Meca.
Corría el año de 624 de nuestra era. Mahoma escribe una Constitución,
en la ciudad de Medina, de propia inspiración, constante de cincuenta y dos
artículos, 27 de los cuales estaban dirigidos a los judíos, y 25 a los
musulmanes. Constituye una segunda fuente primaria. Posteriormente, los casos
jurídicos-morales atendidos por Mahoma fueron conformando una especie de
jurisprudencia, cuya compilación efectuada por seguidores y fieles que lo
escucharon directamente, recibieron la denominación de Sunnah, que constituye
la fuente primaria, después del Corán, y, de la antes citada Constitución
medinense, para el derecho musulmán.
La Sunnah se transmitió por medio de la Hadiz, -especie de
narración , que contiene tanto el nombre de la persona que transmitió la
tradición como el relato propiamente dicho.
Entre las fuentes secundarias del Derecho Musulmán, se pueden
citar:
a) El Ichmá: consiste en la opinión unánime, que en forma
expresa o tácita, sostienen los jurisconsultos de diferentes épocas, sobre los
aspectos de la doctrina y de la jurisprudencia que no se contemplan ni en el
Corán, ni en la Sunnah y la Constitución medinense.
b) El Quiyás, es una forma de deducción analógica en la
interpretación del derecho musulmán.
c) La costumbre, es considerada, hoy, como fuente subsidiaria
del derecho musulmán.
d) Muchas veces, es necesario recurrir al dictamen del Mufti,
(jurisconsulto), para encontrar lo que la ley manda o prohíbe, sobre un caso
determinado.
e) Cuando no existe previsión de la ley, ni es factible la
interpretación analógica del caso, se aplica el Ichtihad, es decir, el esfuerzo
necesario, -especie de meditación, para intuir la voluntad divina, y discernir
lo que, de acuerdo con ella, debe ser la regla jurídica o norma a aplicar.
Todas estas aplicaciones de las fuentes jurídicas del derecho
musulmán, dieron origen a dos tipos de escuelas, calificadas de: ortodoxas y
heterodoxas.
Las instituciones jurídicas, tanto del derecho público como del
privado, ofrecen notable interés para su estudio. La descripción de Mahoma
sobre su viaje al séptimo cielo, cuya referencia se encuentra, también, en el
Corán, basada en un sueño que tuvo, durante el cual viajó a Jerusalén,
vislumbra tres zonas claramente identificadas, como son:
1) El Edén, o Paraíso, donde iban solamente los fieles que
habían cumplido los preceptos de Allah.
2) El infierno, el cual era una zona de fuego o Ghenna, donde
iban los infieles, distribuidos en una especie de edificio de siete pisos. En
cada piso estaba adscrito un sector de la población mundial.
3) La tercera zona era la denominada Al Araf o La División, zona
donde no existe ni la paz ni el placer, y en la cual se ubican a los fieles
poco fervorosos, tibios, que no merecían estar en el paraíso; especie de
purgatorio dantesco, que marcan claros antecedentes en los cuales, seguramente,
se inspiró Dante Alighieri, para escribir su Divina Comedia, opinión ésta
sustentada por gran número de insignes islamistas.
Esta distribución sería efectuada después del Juicio Final,
recogiendo, con esto, Mahoma, un tema muy antiguo, que señala el fin de una
etapa, en la tierra, denominada con este nombre, que tiene diversas
interpretaciones. Entre las mismas, podría destacarse aquella que le califica
como una especie de examen previo a la Nueva Era, en cuyos albores se encuentra
nuestro planeta.
Mahoma es un ejemplo de liderazgo efectivo, de visión clara, de
tenacidad férrea, de paciencia a prueba de todo, de gran capacidad
estratégico-táctica, de seriedad, honradez y sinceridad, de fervor y entusiasmo
que encendió el fuego divino en millones de seres que, a través de los siglos,
mantiene vigente la guía, y un modus vivendi, que es digno de análisis.
A Mahoma se le critica que permitió la poligamia, y aún más, que
él tuvo hasta veintiséis esposas, después de pasar a mejor vida Kadija. Sin
embargo, es importante señalar que la poligamia ya existía en la época de
Mahoma, pero él la limitó a cuatro esposas, solamente. Empero, en el Corán
señala que si la conciencia de cada uno le indica que debía tener una sola,
habría de seguir esta inclinación. Esto marcó una tendencia, a través de los
siglos, que se ha venido acentuando, hacia la monogamia.
Mahoma instituyó que, quienes tenían hasta cuatro esposas,
debían instalarlas en casas separadas, y proveer a su sostenimiento. Eliminó el
matrimonio temporal, existente antes de él, con el cual un hombre podía casarse
con una mujer por pocos días, meses o años, instituyendo el matrimonio
perpetuo, aunque permitió el divorcio. Dignificó a la mujer al permitirle tener
propiedades, y venderlas a su mejor conveniencia.
Se reservó para él tener más de cuatro, llegando hasta
veintiséis, viviendo, en etapa avanzada de su vida, con nueve esposas. Pero,
durante su matrimonio con Kadija mantuvo absoluta fidelidad. Parece ser cierto
su acentuado gusto por las mujeres y los perfumes. Empero, había una tercera
cosa por la que tenía gran predilección: -“El refrigerio producido por el
Dizkr, -el constante recuerdo del nombre de Allah”-.
-III-
El 08 de junio del año 632 de nuestra era, Mahoma cambió de
dimensión. Había puesto en movimiento uno de los fenómenos civilizadores de
mayor magnitud y trascendencia que se hayan registrado en la historia. No sólo
sigue vigente, sino que se encuentra en plena expansión mundial. Sin lugar a
dudas, el islamismo constituye una de las espiritualidades directas, y centradas
en el Creador Universal, de mayor elevación, e importancia, que hayan existido
en el planeta, en general, y de manera particular, en el mundo occidental.
Después de Mahoma, asumió la dirección del Islamismo su suegro
Abu Bakr, padre de su esposa Aysa, que se convirtió en el primer califa del
imperio Musulmán, el cual, cada día iba en ascenso.
Se debe a Abu Bakr la compilación y ordenamiento de todos los
escritos que, por comunicación espiritual, o inspiración, recibiera Mahoma del
Espíritu Gabriel. Estos escritos se conservaban en paletillas de cordero, hojas
de palmeras, y pergaminos.
Posteriormente, el califa Ulmán reunió las diversas versiones
conservadas y distribuidas en diversas regiones, eligiendo las que a su juicio
eran las más correctas y auténticas. De este ordenamiento, resultaron las
ciento catorce suras, (capítulos); cada una dividida en versículos (aleyas);
destruyendo las restantes.
En Derecho internacional, el califa se regía, a discreción, a su
mejor criterio, ya que el Corán no había reglamentado al respecto. Después de
Abu Bakr, le siguieron, en el mando: 1) En el año 634 de nuestra era, el califa
Omar, -a quien se le atribuye la destrucción de la biblioteca de Alejandría,
monumento cultural de la antigüedad, ignorándose, exactamente, la totalidad de
las obras pérdidas, muchas de ellas sin reposición. Cuenta la tradición que
Omar, en su visión de entonces, exclamó: -“Si lo que había allí está contenido
en el Corán, no se perdió nada; si no está contenido, tampoco se perdió nada.
Karma de magnitud equivalente significa para el espíritu del califa Omar tal
acción, la cual deberá compensar en el proceso evolutivo. Empero, la
destrucción de ese magno legado de la antigüedad, realmente, tuvo diversos
causantes, en épocas varías, y probablemente habrá que revisar más
detenidamente esa atribución a Omar, por cuanto uno se reusa a creer que,
siendo los árabes quienes contribuyeron a salvar lo poco que nos queda de la
cultura clásica, hayan podido realizar un acto de barbarie de esa magnitud. 2)
En el año 644, el califa Utmán . 3) En el 656, toma el mando el califa Alí,
yerno del profeta. Posteriormente, en el año 660, entra en escena el califa
Ommaya, dando inicio a la dinastía Omeya, con la cual la sede del poder central
pasa de La Meca a Damasco.
Grandes palacios son construidos con gusto exquisito, entre
ellos mezquitas, monumentos, etcétera, dando inicio a la verdadera expansión
cultural, artística, filosófica, científica, espiritual, pedagógica y jurídica
del Islam. La civilización árabe alcanza un esplendor inigualable. Hasta el
advenimiento de Mahoma se le podría considerar como en una fase prehistórica,
cuyos rasgos culturales, artísticos, arquitectónicos y espirituales, eran de
relativa importancia.
Los musulmanes reciben la influencia helénica, bizantina,
orientalista, persa, egipcia, china, romana, al expandirse por Siria, Persia,
la actual Turquía, Paquistán, los confines de la China, la India, Grecia,
Egipto, confines del imperio Bizantino, algunas regiones del norte de Europa,
como Austría, el sur de Italia, Sicilia, y la península ibérica, de manera
especial Andalucía, donde, como todos saben, los árabes permanecieron casi 800
años.
Gracias a la asimilación de las obras recopiladas por los
musulmanes, en Grecia, y en todas las regiones en que se difundió el islamismo,
es como se conservan las valiosas obras de la antigüedad clásica que se
conservan. Textos relativos al derecho romano, a la literatura y a la filosofía
griega y persa, entre otros, con lo cual parecería compensarse la acción de
Omar, relativa a la parte que pudo corresponderle a la eventual destrucción
final de lo que quedaba de la biblioteca de Alejandría. Hay una hipótesis digna
de posterior verificación que asevera que la gente de Omar retiró los textos de
la biblioteca, y se los llevaron, en primeras instancias, para usarlos como
comestible, pero que, gradualmente, al percatarse de su valor, salvaron el
resto. Por la ley cósmica, en todos los actos, se lleva a cabo un proceso de
compensación, en forma adecuada y oportuna.
Este movimiento árabe en expansión, con desarrollo constante en
todos los campos y niveles, fue dando importantes aportes, como lo hemos ya
mencionado, en arquitectura, arte, poesía, filosofía, música, aritmética,
matemática, geometría, medicina, astronomía, literatura, ciencia, química,
alquimia, astrología, etcétera.
Con la expansión árabe, se generó una constelación de
importantes pensadores, poetas, filósofos y escritores, entre ellos Averroes,
Al Hallak, Maslana Rumi, Al Gazzali e Ibn Arabi, entre otros.
Muchos califas musulmanes se apartaron un poco de los
lineamientos fundamentados por Mahoma, algunos de los cuales, más que por un
interés genuino de imponer el Islam, lo que buscaban era extender sus dominios
y su poder político.
De aquí que surge un movimiento importante dentro del mundo
musulmán, que es el sufismo, de gran valor filosófico, espiritual, meditativo,
ascético, poético, etcétera, que ha generado, en el espacio y en el tiempo,
algunas de las más hermosas páginas de sabiduría en la historia.
Mahoma fue contrario a la práctica de un ascetismo rígido, por
cuanto buscaba integrar activamente a los fieles a la sociedad de la cual
formaban parte.
El movimiento sufista, de influencia y ascendencia islámica, con
las mencionadas raíces helénicas, neoplatónicas, hindúes, chinas, etcétera, ya
mencionadas, conforma un movimiento universal esotérico, donde, paralelamente a
los logros exteriores alcanzados en el mundo musulmán, aquí se buscaba el
dominio interior, la intuición, la inspiración y la guía divina, por medio de
la práctica ascética, la meditación en Allah y los atributos divinos, el Dzikr,
o constante recuerdo del nombre de Allah, la recitación del Corán, la oración,
etcétera.
El sufismo, deriva su nombre de cierta túnica de lana,
denominada sufis, que utilizaban sus cultores iniciales. Es un movimiento
místico-filosófico, que tiene importantes paralelismos con el taoísmo y el zen,
lo cual se deriva, probablemente, de los múltiples encuentros, en los cruces de
caminos, entre los distintos miembros de estos grupos de espiritualidad, a
partir de la misma época de Mahoma. La meditación por el movimiento, por
ejemplo, del tai chi, tiene semejanzas con la de los derviches danzantes,
instaurada por Mevlana Rumi, que vivió en el siglo XII de nuestra era.
Sin duda alguna, la espiritualidad del Islamismo, y la del
sufismo, centrada en forma directa en el Creador Universal, Allah, sin
intermediario, es una de las más elevados existentes en el planeta tierra, en
toda su historia, y seguirá siendo un modelo ideal por muchos milenios.
Por separado ampliaremos aspectos relativos tanto sobre el
islamismo como sobre el sufismo.
Adelante.
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