CARLOS ANDRÉS PÉREZ:
UN GRAN VENEZOLANO
©Giuseppe Isgró C.
La desencarnación de Carlos Andrés Pérez, en el
pasado mes de diciembre de 2010, a la edad de 88 años, culmina un ciclo en la
vida de uno de los líderes fundamentales del siglo XX, en Latino América. Si
hubiera que escribir una vida paralela, al estilo del maestro de Queronea,
Plutarco, elegiría, como contra parte, al Gran Mariscal de Ayacucho: Antonio
José de Sucre. Ambos fueron líderes continentales; hasta físicamente se
parecen, como rasgos del Philia, término, éste, con que, las modernas
investigaciones sobre reencarnación, denominan los arrastres del bagaje físico
y espiritual –aptitudes o puntos menos fuertes- de un ciclo de vida a otro.
Solón, en cierta oportunidad, le dijo a Creso,
que, para verificar si un hombre merecía el calificativo de feliz, había que
esperar hasta su paso a mejor vida. Si las circunstancias no opacaban su
dignidad, se haría acreedor a ello. He aquí, textualmente, la cita:
-“Estando sujeta la vida a tan diversas
fortunas, no nos deja engreírnos con los bienes presentes, ni admira, en el
hombre, una felicidad que puede tener mudanza con el tiempo, porque cada uno
tiene sobre sí un porvenir muy vario, por lo mismo que es incierto; y aquel
tenemos por feliz a quien su buen hado le ha proporcionado ser feliz hasta el
fin. Más la felicidad del que todavía está vivo y sujeto a riesgos es insegura
y falible, como el parabién y la corona del que está todavía peleando”.
Venezuela ha sido pródiga en generar grandes
líderes. Entre los más representativos del siglo XX, podrían citarse tres con
niveles equivalentes: Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez.
No resultaría fácil jerarquizarlos en un determinado orden. Cada uno cumplió su
rol, en su momento. Quizá, en el futuro, los historiadores se inclinen por uno
o por otro de los tres, como el mayor líder del siglo XX venezolano. Pero, hay
que esperar. La historia es preciso verla de cerca y juzgarla de lejos.
Con optimismo análogo al de Guzmán Blanco y
Pérez Jiménez, Carlos Andrés realizó la mayor infraestructura para conducir a
Venezuela a su mejor perfil como país. ¿Lo logró? Realizó la parte que le
correspondió, en una vida dedicada, enteramente, al servicio del país. En su
excelente libro: El Quehacer y la Historia, expresó: -“A Venezuela he servido
con entusiasmo ilimite que nunca ha sabido de cansancio ni pausas” Su
trayectoria política fue extensa y variada: en ella sirve al país como
Diputado, en 1959; como primer Director
General del Ministerio de Relaciones Interiores, en 1960, y en 1962, como
Ministro del mismo Despacho. En 1964 asume la Jefatura de la Fracción
Parlamentaria de Acción Democrática, con acciones fecundas y ejemplares. En
1968 es designado Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional. El 20 de
agosto de 1972, es electo Candidato a la Presidencia de la República, y el 09
de diciembre de 1973, resultó electo Presidente Constitucional de Venezuela, en
su primer período.
En este
primer período presidencial se les reconocen los siguientes logros: la creación
del Consejo Nacional de la Cultura: la fundación del Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho,
mediante el cual ejecutó un proyecto que, con análoga visión futurista había
aplicado, ya, el Japón, en los primeros cincuenta años del siglo XX, con el que
preparó un recurso humano calificado que los países de gran desarrollo se
disputan y emplean, a nivel mundial. El Programa editorial Biblioteca Ayacucho,
ha recopilado, y publicado, las obras fundamentales de Hispano América, con el
propósito de alcanzar, oportunamente, la cifra de 500 volúmenes, lo cual denota
una singular visión de orientación pedagógica. La Orquesta Nacional Juvenil ha
canalizado el talento de incontables jóvenes. La nacionalización de la
industria del hierro y del petróleo, son dos de sus obras que habrán de
resultar de vital importancia en el futuro desarrollo del país, alcanzando,
ésta última, niveles elevadísimos de excelencia. Promueve el ideal
integracionista latinoamericano, transformándose en uno de sus líderes
principales. En este período, en Venezuela, las actividades económicas
alcanzaron niveles jamás vistos. Luego, en su carácter de ex-presidente, pasa a
ser Miembro Vitalicio del Senado. En 1980, es nombrado Vice-Presidente de la
Internacional Socialista; posteriormente, es designado Vice-Presidente de
Antiguos Jefes de Estados, en Viena, y muchos otros cargos más. El 11 de
octubre de 1987, fue electo de nuevo Candidato a la Presidencia de la
República, ganando las respectivas elecciones al final de 1988. Él ha dado su
aporte. El resto es una tarea de todos los venezolanos, y como él decía,
frecuentemente: -“y de los extranjeros que conviven con nosotros”. Estaba
consciente, al igual que Bolívar, de la importancia de invitar a gente de
afuera para que hiciese del país su Patria adoptiva. Un pensamiento geopolítico
de altura.
Carlos
Andrés, constituye, conjuntamente con otros ilustres venezolanos, uno de los
mejores paradigmas para los futuros líderes políticos. Precisarán emular sus
aciertos y evitar sus errores. Representa un ejemplo de dignidad y
respetabilidad en su conducción frente al país. Siempre se comportó dignamente,
respetando al contrincante político.
En su segundo período presidencial, recibió el
gobierno, de su predecesor, con unas reservas internacionales muy exiguas, es
decir, en torno a los trescientos millones de dólares. El proceso de
estabilización económica que llevó a cabo, él y su equipo, delegando funciones
en Miguel Rodríguez, le permitió, en apenas dos años y medio, elevarlas a trece
mil millones de dólares, aproximadamente. Si tomamos en cuenta de que ello fue
logrado en un clima de total adversidad política, redunda en mayor mérito.
El antejuicio de mérito, que le suspendió en su
calidad de presidente activo, lo afrontó con entereza y dignidad. Pese a las
probabilidades en contra, y manteniendo su presencia en el país, dando la cara
en todo momento a sus adversarios políticos, y con una defensa jurídica
inteligente y serena, triunfó en una causa que honró su persona.
En cierta oportunidad, a la pregunta sobre quien
era el prócer que más admiraba: respondió de inmediato, y tajantemente:
-“¡Miranda, por supuesto!”-. Recordemos que CAP, en su primera Presidencia,
después de largas negociaciones, adquirió para el país, la casa de Miranda, en
Londres, donde se llevó a cabo el encuentro de Bolívar, Miranda y Bello.
Carlos Andrés era un orador excelente. Su
discurso en el Poliedro, en 1988, en el acto de juramentación de los veinte mil
integrantes del equipo de campaña de los independientes con CAP, esbozó su
visión de país que se corresponde con el que han soñado los Padres y los
Maestros de la Patria, lo cual, -conjuntamente con su efectiva trayectoria
política-, le proyecta como uno de los mejores estadistas que ha tenido el
país. Ese discurso alcanzó niveles de
excelencia comparables a los mejores de Winston Churchil, Benito Mussolini,
Charles De Gaulle y Emilio Castelar. Solamente el estudio de ese discurso, por parte de los
historiadores del futuro, permitiría calificar a Carlos Andrés Pérez como uno
de los grandes líderes del siglo XX, a nivel mundial.
La visión
que Carlos Andrés Pérez demostró tener en aquel discurso, conserva vigencia
aún, cuyo hilo conductor habrán de retomar las nuevas generaciones de líderes
que Venezuela seguirá generando, para hacer realidad la Nación con la que
soñaron los Padres y los Maestros de la Patria, desde sus orígenes. Es una
ardua tarea, pero posible. Venezuela es, potencialmente hablando, uno de los
mejores países del mundo, con un recurso humano excepcional.
Carlos Andrés fue un gran estudioso de la
historia Patria y de la Universal, calificándola como “el norte de su vida y
vehículo de inspiración para la actividad cotidiana”. En cierta ocasión dijo:
-“En los hechos de nuestros grandes hombres, tanto en las horas gloriosas como
también en las menguadas, así en los aciertos como en los errores de nuestro
pueblo, busqué y hallé siempre la lección útil para el esfuerzo perdurable”.
Además del libro ya citado: El Quehacer y la Historia, publicó otro con el
título: “Venezuela Moderna, América y El Mundo”. Sin duda, la recopilación de
los Discursos de Carlos Andrés a lo largo de su extensa vida política,
ofrecerán para las nuevas generaciones importancia análoga a los de Antonio
Canovas del Castillo, en España, publicados en seis volúmenes y a los de Andrés
Bello, en el Senado de Chile, incluidos en sus Obras Completas.
Carlos Andrés Pérez, a quien la historia
recordará, en el espacio y en el tiempo, como a un gran venezolano, en cierta
ocasión, dijo: -“Los pueblos no se construyen sobre la negación. A todo lo
largo de mi carrera política he dicho a mis compatriotas palabras de categórica
confianza. Por la convicción muy firme, absoluta y cabal, de que nuestra
historia nos autoriza a enfrentar los retos del porvenir con entusiasmo y
seguro optimismo. El mañana será lo que nosotros queramos que sea”-.
En otra oportunidad, concluyendo un discurso,
hizo suyo un pensamiento del Libertador, en el cual, Simón Bolívar, -uno de los
grandes genios de la historia universal-, expresó: -“Necesitamos trabajar mucho
para regenerar al país y darle consistencia; por lo mismo, paciencia y más
paciencia, constancia y más constancia, trabajo y más trabajo, para tener
Patria”. Luego, Carlos Andrés, con su acostumbrado lema, concluyó: -“Manos a
las obras”.
Adelante.
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