viernes, 7 de marzo de 2014

EL SUFISMO Y LA MUJER



EL SUFISMO Y LA MUJER

©Giuseppe Isgró C.

 
Si tomamos en cuenta que el inmortal Espíritu del ser humano no tiene sexo y que de igual manera puede animar un cuerpo de hombre u otro de mujer según el plan de vida elegido para un determinado ciclo de vida, la práctica mística del sufismo tiene igual importancia y trascendencia tanto para el hombre como para la mujer.

Dónde reside, entonces, la diferencia?

Hay alguna diferencia?

En principio, no existe diferencia alguna, sobre todo si centramos nuestra atención en el inmortal Espíritu y en la esencia del ser y la relación espiritual con su creador, mediante una práctica de espiritualidad directa, sin intermediarios, centrada en Él y en la meditación de sus atributos divinos o valores universales, como fuente de ejercicio de todas las virtudes.

Ahora, que ya existe un reconocimiento más real sobre la equivalencia de las capacidades generales de ambos seres, la práctica mística del sufismo aporta beneficios por igual tanto a la mujer como al hombre.    -Dónde podría existir una ligera ventaja para la mujer en relación al hombre? En la sensibilidad femenina, que por su misma naturaleza le hace más perceptiva o intuitiva; más creativa y receptiva, sin olvidarnos que por el rol de creadora física de la vida, en cooperación con el hombre, cumple funciones que trascienden las de éste y convierten a la mujer en un ser verdaderamente especial.

Precisamente, ese rol especial de la mujer, sublimizado con una práctica espiritual elevada, como lo es la del sufismo, que permite adquirir conciencia de la unidad que el ser conforma con su Creador, y por medio de esa conexión con la fuente, el ser se eleva, depura y embellece integralmente, volviéndose un ser majestuoso.

La constante meditación en los atributos divinos, además de la práctica del Dzikr, o el constante recuerdo del Creador, -mediante la repetición de su nombre- le permite desarrollar una elevada conciencia de los valores universales, soporte de las leyes cósmicas y fundamento y guía en la práctica de todas las virtudes, evidentemente, la mujer, inspirada por esa sabiduría divina que fluirá sin límites, al cumplir su rol de compañera, madre y guía de las nuevas generaciones, podrá imprimir en los niños que va educando esos mismos principios y valores, encaminando a la humanidad hacia su verdadera misión.

Es preciso recordar que, además, la mujer, hoy en día, está asumiendo roles importantes en todas las actividades humanas y lo está haciendo muy bien, compitiendo ventajosamente con el hombre, a tal punto que gran número de empresas, a nivel mundial, la prefieren como trabajadora en un grado muy superior al del hombre, para una gran diversidad de cargos.

Cuando a la mujer le toque jugar roles de legisladora, si se ha cultivado en los valores universales del sufismo, y los sustentados por corrientes de pensamientos similares, tales como el Budismo Zen, el Taoismo, el Espiritismo, la Teosofía, el Martinismo, la Cábala, la Masonería, y la filosofía platónica, es decir: la Doctrina Universal, sin duda prestará un valioso concurso para gestar esa sociedad que será lo más parecido a esa nueva edad de oro con que han soñado los grandes utopistas.

Una mujer cultivada en la espiritualidad mística del sufismo, desarrollando al máximo su potencial humano, comenzará a dejar de ser un simple objeto físico, y su dignidad autodefinida le impedirá ser explotada de múltiples formas como hasta ahora y directamente, obligará al hombre, de manera general, a valorarla y respetarla en mayor grado aún.

Sin duda que, al descubrir la mujer su divinidad interior y cultivar su ser de acuerdo a los atributos divinos del Creador, contribuirá a transformar, automáticamente, a toda la sociedad, encaminándola hacia su verdadero derrotero.

Imaginemos, por un momento, como se sublimizará la belleza femenina con un Espíritu depurado espiritualmente por la meditación de los valores universales y la práctica de todas las virtudes, en conexión divina. Cuan enriquecedor será compartir una existencia tan llena de contenido superior y el efecto positivo en su compañero e hijos, y en la sociedad en general por efecto de la resonancia magnética o campo morfo-genético.

Es preciso educar a la mujer para su emancipación total. Todavía, grupos de intereses que no se resignan en la transformación de la humanidad hacia la verdadera nueva era, aún por medio de la manipulación de la mujer quieren ejercer un control tipo inquisitorial en la sociedad. Al adoctrinar a la mujer, ésta se ocupa de hacerlo con sus cónyuges e hijos, y de esta manera, existen grupos que quieren perpetuar el oscurantismo en forma camuflada. Pero, la emancipación de la humanidad y de la mujer, es inevitable, por ser llegado el momento y el sufismo, al igual que todas las corrientes de pensamiento válidas de que se dispone, como herencia de todos, debe constituir una fuente de estudio constante.

Ese estudio de todas las fuentes constituye la Doctrina Universal; su único objetivo: la búsqueda de la verdad universal en todas sus vertientes.

El sufismo es un camino muy importante hacia la búsqueda de la verdad universal y acerca a cada ser a la fuente: el Ser Universal, en una espiritualidad directa, por medio del constante recuerdo, hasta percibir la Rueda de la vida o el Círculo y el Signo Más, meditando en Él y sus atributos divinos, adquiriendo, cada vez, una más clara conciencia de la Unidad perfecta e indisoluble.

Recordemos algunos aforismos de Ibn Arabi:

1.                 –“Dedícate al recuerdo de Allah con cualquier tipo de dzikr. El más elevado de ellos es el Nombre, la repetición de la palabra Allah, Allah, Allah, sin añadir más”. –

2.                 –“Que tu resolución al entrar en el retiro sea: “Lo que Allah quiera” y “Nada se le asemeja”-.

3.                 –“Insiste en tu dzikr-recuerdo hasta que descubras a aquel al que recuerdas”-.

4.                 –“Sabrás –ahí- que todos los caminos son circunferenciales y que no hay ninguno lineal”-.




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