sábado, 22 de febrero de 2014

BOLÍVAR Y SIMÓN RODRÍGUEZ




BOLÍVAR Y SIMÓN RODRÍGUEZ

©GIUSEPPE ISGRÓ C.


El maestro que ejerció mayor influencia en Bolívar, entre los ocho y los doce años, antes de las enseñanzas del profesor Andujar y de Andrés Bello, fue el Sócrates venezolano, Don Simón Rodríguez. Esto, no tanto por la legendaria aplicación del método Rousseauniano, leyenda plasmada por Jules Mancini, en su famosa biografía, publicada en París en 1912, con el título: -“Bolívar y la Emancipación de las Colonias Españolas desde los Orígenes hasta 1851”, la cual, modernas investigaciones dejan de sustentar, pese al gran número de biógrafos que la adoptaron, posteriormente, sino porque Simón Rodríguez era un excelente maestro.

Estaba al día con los más importantes e innovadores tratados educativos de España, estaba dotado de una sincera vocación para la enseñanza, la cual lo acompañará toda su larga vida.

Supo inculcar en su discípulo Simoncito, -su alumno de primeras letras, lengua castellana y latina, aritmética e historia, por recíproca elección espontánea y por la simpatía mutua que se tuvieron, mientras el maestro era amanuense en la casa de su abuelo Don Feliciano Palacios y Blanco, un gran amor al estudio y despertar su notable curiosidad.

Preguntaba mucho y constantemente, constituyendo el primer paso para desarrollar sólidos conocimientos, firmes convicciones y poderoso entusiasmo.
Le enseñó a aprender de la vida misma, de la convivencia social y escrutando la naturaleza, con aguda observación, profunda concentración y reflexión constante.
Formó su carácter, templando su personalidad. Le inculcó el orden y afianzó su sentido de responsabilidad y autodisciplina.

El 03 de septiembre de 1792, Don Feliciano escribe a su hijo Esteban, que se encontraba en España, diciéndole: -“Te incluyo una lista para que me compres y me remitas los libros que contiene. Dichos libros, encargados por requerimiento de Don Simón Rodríguez, fueron, entre otros: Reflexiones sobre el Verdadero Arte de Escribir, de Servidori, con sus respectivas láminas; Arte de Escribir, y Discurso sobre la necesidad de la mejora de las escuelas, de Don José de Anduaga; Compendio de Este Arte; Método de enseñar el conocimiento de las letras y sus uniones en sílabas y dicciones; Aritmética y Elementos de Álgebra; Prevenciones a los Maestros; además de otras, lo cual da una idea de su interés por el estudio y la actualización profesional constante.

Paralelamente, Simón Rodríguez, fue maestro en la escuela de Primeras Letras, de Caracas, desde el 31-05-1791 hasta el 19-10-1795, por lo cual, su actividad de amanuense de Don Feliciano fue desarrollada a tiempo parcial, educando voluntaria y desinteresadamente a Bolívar.

Bajo su dirección, Simoncito, fortalece su capacidad para actuar con aprovechamiento del tiempo, con modestia y sosiego. El maestro, enseña divirtiendo, narrándole fábulas instructivas, como las de Esopo; leyéndole rasgos biográficos de hombres ilustres, trayendo a colación sucesos ilustrativos, estimulantes y formativos. 

Estimuló al discípulo en ser: Fiel, servicial, comedido, benéfico, agradecido, consecuente, generoso, amable, diligente, cuidadoso, aseado, respetuoso, y a cumplir con lo prometido. Dichas cualidades afianzadas en su personalidad lo llevarán a desarrollar, en cada caso, las habilidades que las circunstancias precisaban.

Le habla de las cinco clases de necesidades, fundamento del derecho natural, como son, a saber: alimentarse, vestirse, alojarse, curarse y distraerse; y, de las virtudes de los sabios, entre ellas: la prudencia, la justicia, el coraje, la fortaleza, la templanza, la modestia, el discernimiento, el respeto a la vida, a la propiedad, a la reputación, propia y ajena, que constituye la moderna auto-estima, indicándole que de la propia reputación depende el crédito.

Don Simón Rodríguez solía expresar: -“Sólo el modesto es respetable, porque tiene en que fundar sus pretensiones. Pretende con orgullo porque sabe que ha de obrar con acierto. Esta especie de hombre es la que reúne, de ordinario, mayor número de virtudes y hace mayor suma de bien, -yerra a veces, es verdad, pero, -¿quién se expondrá a errar sino el que emprende?”

Otras de las máximas del maestro, son:

1. –“Si la ignorancia reduce al hombre a la esclavitud, instruyéndole, el esclavo será libre”-
2. –“Pedir lo necesario, es el derecho natural; pedir lo que es debido, derecho civil; interesarse por el prójimo, benevolencia”-.
Bolívar, aprendió tempranamente que, el cumplimiento del deber es fuente certera de satisfacción, y a ser constante y esforzado en el logro de sus metas.
Don Simón Rodríguez, expresó: -“Todo es oficio; el que hace profesión de influir, debe saber en qué influye: -por qué, cómo y para qué”-.
Con el tiempo, Don Simón Rodríguez, sintetiza, fruto de su experiencia como educador, que toda persona debe recibir cuatro tipos de instrucción: 
1. –“Social, para hacer una Nación prudente”-.
2. Corporal, para hacerla fuerte”-.
3. Técnica, para hacerla experta”-.
4. Y, “científica, para hacerla pensadora”-.

Como maestro efectivo, Don Simón Rodríguez, ayudó a Bolívar a comprender los elevados valores de la vida y a aprender por sí mismo, con lo cual, se convirtió, gradualmente, en uno de los más fecundos autodidactas que ha dado la humanidad.

Es posible que la influencia mayor de Simón Rodríguez, sobre el discípulo, la ejerció en el encuentro efectuado al inicio de 1805, en París, durante el segundo viaje de Bolívar a Europa, como se verá en otro artículo.

En el próximo segmento, se analizará la influencia, en la formación de Bolívar, de uno de los más importantes forjadores intelectuales que tuvo Bolívar: El Marqués de Ustariz, quien gestó al Estadista.

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