viernes, 28 de febrero de 2014

SEGUIR SIEMPRE ADELANTE


SEGUIR SIEMPRE ADELANTE

©Giuseppe Isgró C.



Todos los grandes hombres –y mujeres-, de la humanidad, han alcanzado sus mayores éxitos después de importantes fracasos. Nadie puede declararse vencido mientras su voluntad, firme, le empuja a seguir adelante. Después de la tempestad viene la calma, y el buen tiempo.

Además, es la ley de la vida, SEGUIR ADELANTE.

En el momento en que una persona se niega en abandonar, es el instante en que se activan los poderes creadores de la mente y comienzan a surgir cosas maravillosas: coincidencias que aportan los resultados apetecidos.

Eso ocurre en el momento más crítico de la vida, o de las situaciones. Es como decir: En la noche más oscura, brillan más intensamente las estrellas; después de la tempestad, sale el arco iris. A medianoche en punto, un segundo después, empieza el nuevo día.

La improvisación se resuelve con estudio, leyendo libros especializados, asistiendo a cursos, seminarios, etc. Un vendedor exitoso lee un libro semanal de ventas, de psicología, o motivación, etc. Un abogado, estudia dos o tres horas al día para ser un mejor abogado; y así sucesivamente.

Tomás Alva Edisón, patentó más de mil inventos, y gracias a él tenemos la bombilla eléctrica, entre otras creaciones. Fue calificado por su maestra, quien lo expulsó de la escuela, según ella, por inepto para los estudios. Pero, su madre, que veía con mayor claridad, le respondió que ella se encargaría de su educación. Edisón no fue a la escuela, pero demostró ser un genio. Tenía 60.000 libros en su biblioteca, en todos los temas de su interés. Era un asiduo estudioso con una curiosidad insaciable.

Recordemos que Edisón probó más de 10.000 filamentos para perfeccionar la bombilla eléctrica. Qué hubiese ocurrido si en la prueba 5.000 hubiese abandonado, considerándose un hombre fracasado?

Henry Ford, el hombre más rico de su tiempo, fue acusado, en cierta ocasión, por un periodista, de ignorante. Pero él se defendió diciendo, después de escuchar divertido las razones que aquel esgrimía en su contra: -“En mi escritorio tengo una serie de botones, que, cuando necesito conocer algo, aprieto uno de ellos, y al instante aparece un ingeniero de mi staff que me responde cualquier pregunta, sobre el tema técnico que preciso conocer en ese momento. El juez de la causa, entendió, por esa razón, de que Ford no era un ignorante. Sabía lo que quería y como conseguirlo, y contrataba a todas las personas que pudiesen serle útiles para sus propósitos comerciales.

Y además, Ford se reunía con otros genios como él: Harvey Firestone, Luther Burbank, Andrew Carnegie, Tomás Alva Edisón, Napoleón Hill, entre otros. Ford era el que mejores sueldos pagaba, a sus trabajadores, para lograr disponer del personal más cualificado, con lo cual disponía de la lealtad de los mismos, ya que cuidaban un trabajo que sólo él le ofrecía en ese nivel.

La gente con ímpeto creador jamás considera que haya fracasado porque se demore la realización de un proyecto. Si las cosas no funcionan de una manera, prueban de otra, hasta conseguir que funcionen, aunque pasen una eternidad para obtenerlo. Siempre tienen una curva de resultados claramente definida, con el tiempo previsto dentro del cual, en forma razonable es factible alcanzar los resultados anhelados. Jamás abandonan a mitad de camino, ya que, cuando las cosas se ponen menos fáciles, saben que es el momento en que están más cerca de alcanzar su propósito. Persisten, incansablemente, tenazmente. Bolívar era más Bolívar cuando las cosas se ponían en su situación menos fácil. Conservaba la serenidad y la idea clara de los resultados que buscaba alcanzar. Lo demostró en Casacoima y en Pativilca, entre otras circunstancias. En la primera, saliendo de una situación emergente, y en forma providencial, soñando con la Campaña del Sur, para emancipar a Latinoamérica, cosa que, efectivamente, luego realizaría con éxito. En la segunda, en condiciones adversas, respondiendo al General Mosquera, a una pregunta sobre lo que pensaba hacer: -“Triunfar”, le dijo, con vivo tono de voz, y seguridad en lo que decía, pasando, acto seguido, a explicarle la forma en que pretendía hacerlo, lo cual, posteriormente, llevó a cabo con absoluta precisión.

Michele Isgró Scibilia, un siciliano que inspiraba a toda persona que le trataba, con la excelencia de los valores que les eran inherentes, de honradez, fortaleza, sinceridad, tenacidad, confianza en sí mismo, tenía un lema de profunda sabiduría y poderoso estímulo: -“Cuando el mundo parece que se acaba, comienza de nuevo”-.

Evidentemente, cada mañana empieza un nuevo día y con mente fresca las cosas se ven con mejor talante y mayor dominio creador.

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