DEL ETERNO RETORNO
©Giuseppe Isgró C.
Un ensayo de
juventud de: escrito en 1971.
-“Muchas moradas tiene la casa de mi Padre”..
-“Os es necesario nacer, renacer y volver a nacer”.
-“En verdad os digo que no verá el reino de los cielos el que no naciere
de nuevo”.
-“Yo fui antes de Moisés y después de él”.
Jesús de Nazareth
-Vida de Jesús dictada por él mismo-
-“Y sus discípulos le preguntaron: -Pues, por qué dicen los escribas que
Elías debía venir primero? Y él le respondió: -Elías, en verdad, ha de venir y
restablecerá todas las cosas. Pero os digo que ya vino Elías y no le
conocieron, antes hicieron con él cuanto
quisieron. Así ellos harán padecer al hijo del hombre. Entonces entendieron los
discípulos que de Juan El Bautista les había hablado”.
(Mateo, cap. XVII, V. 10
a 13;
Marcos, cap. IX, V. 10,11,y 12),.
En
la naturaleza, es fácil observar como la igualdad no es el molde que modela
todas las cosas, –o seres-, en sus manifestaciones. Existen marcadas diferencias
o “desigualdades”; la igualdad sólo existe como ley para que se
manifieste la “desigualdad” o variedad. Es decir, cada ser, tiene
individualidad propia y en un grado determinado y diferente a los demás, fruto,
generalmente, del propio estado evolutivo y de la aplicación de su libre
albedrío, en los cuatro reinos naturales.
Entre
los habitantes de la tierra, se observa la existencia de enormes desigualdades
sociales, económicas, culturales, etcétera. Existen individuos en todos los
“status” sociales. Los hay pobres, ricos, felices, menos felices, evolucionados
o muy poco evolucionados, etcétera.
Si
admitimos la existencia de un “Creador” de quien provienen todos los seres y
cosas, en la naturaleza, y Él dispuso las mismas con estas marcadas diferencias en las
condiciones humanas, y de ser cierto que después de la “muerte” unos irían al
“cielo” y otros al “infierno”, ese “Creador” merecería los calificativos menos
positivos que la mente humana pudiese idear, por cuanto demostraría ser
injusto, parcial y poco equitativo, si eso realmente fuese así. Pero, lo es?
Sería
posible que tanta grandeza, como lo es el ser humano, deba vivir una
existencia de esfuerzo, con las
circunstancias que les son inherentes, para que, luego, ese “Dios” le condene
eternamente? Dónde residiría esa misericordia que tanto pregonan las diferentes
doctrinas?
Un
padre sabio y bondadoso, -como se le supone –y es- al Creador del Universo-, corrige y educa, no castiga; En la naturaleza, observamos la existencia de
leyes que una vez violadas por el hombre, generan consecuencias que le llevan a
comprender la necesidad e importancia de
que en un futuro no las viole más. Es decir, el ser experimenta las
consecuencias de la infracción a las leyes naturales y aprende.
El
ser humano, en el curso de una existencia, sigue una ruta determinada,
desarrolla ideales, vocaciones, pero, el ser más capaz encuentra que el tiempo
de un ciclo de vida es corto para desarrollar las concepciones y alcances de su
mente.
Sería,
pues, ese “Creador” capaz de dotar al ser con capacidad de concebir la
inmensidad del Universo y no permitirle la posibilidad de sondear –o explorar- la misma? De ser así, dónde residiría su sabiduría?
Tienen
razón los antiguos filósofos –Seth, Pitágoras, Sócrates, Cicerón, Orígenes,
entre centenares más- y los investigadores espiritistas, -Allan Kardec, Oliver
Lodge, León Denis, Gabriel Delanne, Ernesto Bozzano, Joaquín Trincado, Amalia
Domingo Soler, Camilo Flamarion y una constelación más- al señalar pruebas que
evidencian la realidad de la reencarnación y explicar estos hechos.
Es
preciso plantearse dos preguntas: La primera: Por qué existen estas marcadas
diferencias, en el planeta Tierra, tomando en cuenta la Reencarnación y el
libre albedrío? La segunda: Qué otra razón
existe, además?
A
la luz de la Doctrina
de la Verdad
Universal , la primera pregunta, en lo que queda dicho, está
virtualmente contestada; es decir, esas marcadas diferencias existentes en el
marco de la humanidad del planeta Tierra, son debidas a que, por el libre
albedrío de cada ser, en los infinitos ciclos de vida que vive en múltiples
planetas o mundos, por medio del cumplimiento de la ley de la reencarnación,
los seres que aprovechan mejor el tiempo se adelantan a aquellos que llevan un
ritmo más suave y se van quedando rezagados. Esto está muy claro.
Pero,
las diferencias son tan marcadas entre los seres, dentro del planeta Tierra,
que es preciso complementar esta explicación con elementos de juicios adicionales que permitan precisar
exactamente la razón esencial. Por eso el planteamiento de la segunda pregunta,
inquiriendo: -Qué otra razón existe, además?
Primeramente,
recordemos una pregunta que planteara Allan Kardec a los Espíritus en El libro
de los Espíritus, signada con el No. 172, en el capítulo Pluralidad de las
existencias, la cual es: -“Las diversas existencias corporales se
efectúan todas sobre la tierra? El Maestro obtiene por respuesta: -“No, sino en los diversos mundos; la de aquí
–la Tierra-
no es ni la primera ni la última, sino todavía una de las más materiales y
lejanas de la perfección”.
Tanto
la pregunta efectuada como la respuesta obtenida por el Maestro Kardec revisten
variada importancia.
En
el planeta Tierra, existe una familia primitiva que proviene de dos mundos
anteriores denominados “Mundo embrionario” y “Mundo primitivo”, es decir, para
la familia primitiva del planeta Tierra, este sería su tercer mundo; empero,
hay que destacar, que los integrantes espirituales de la familia primitiva
mencionada, no necesariamente todos vivieron en el mismo mundo embrionario y no
todos en el mismo mundo primitivo; es decir, por la philia, -rasgos, aptitudes, tendencias, costumbres, idiosincrasia,
etcétera-, los diversos grupos de la familia primitiva podría provenir de
diversos mundos primitivos anteriores, vale decir, cada grupo de un mundo
diferente, por lo cual, pese a ser más o menos uniforme el grado de progreso de
los diversos grupos humanos en el planeta, por provenir de diferentes mundos,
sus aptitudes, costumbres, lenguaje, tendencias, son diferentes entre uno y
otros, pero similar su estado evolutivo.
Pero,
a medida que ha transcurrido el tiempo sobre el planeta Tierra, van surgiendo
civilizaciones diferentes, con niveles evolutivos marcadamente superiores a los
diversos grupos originarios. A qué se debe esto?
Es
sabido que, en los mundos, -en el inmenso
universo- se llega a una etapa de progreso en donde una mayoría ha
aprovechado el tiempo de manera óptima, entre un grado mínimo aceptable y un
grado excelente evolutivo, dentro del esquema de cada mundo; pero, siempre
existe una minoría que se queda rezagada y que, llega un momento en que
constituye un serio inconveniente para la gran mayoría, y es cuando ésta pide a
la justicia divina y a los regidores de ese mundo en particular que se efectúe
el llamado “juicio de mayoría o juicio final”; aquellos que desacatan someterse
a los dictados de progreso de la mayoría es invitada a desalojar el planeta y
según el nivel evolutivo de cada grupo, es reubicado en un mundo que le sea
afín, pero siempre será un mundo de menor
progreso al que dejan, en el cual, cada grupo espiritual pasa desde la
condición de ser un obstáculo al progreso –en
ese mundo más adelantado- a
convertirse en maestro, en el nuevo mundo menos evolucionado a que ha sido remitido,
donde, empero, conserva el grado evolutivo alcanzado en su anterior morada y a
partir del cual comienza su labor en la nueva. Esas son las historias que la
memoria ancestral conserva de los “ángeles caídos”, del paraíso perdido, entre
otros, y que determinadas corrientes de la Doctrina Universal
explican, entre ellos, Allan Kardec, Joaquín Trincado y Rodolfo Benavides,
empero, hay otras fuentes dispersas.
Al
haber ocurrido, en diferentes épocas, juicios de mayoría en diversos mundos,
los retrógradas de los mismos cuyo grado evolutivo lo ameritaba han sido
enviados al Planeta Tierra, por eso vemos como han emergido civilizaciones como
la Atlante ,
la de Lemuria, la Hindú ,
la China , la Egipcia , la Sumeria , la Mesopotámica , la Griega , la Etrusca , la Romana , la Íbera, la Árabe,
las Precolombinas, etcétera, cuyos rasgos culturales, manifestaciones
espirituales, grupos étnicos, costumbres y sensibilidad artística son
marcadamente superiores a los que hasta ese momentos hubiesen manifestados
todos los diversos grupos de la familia primitiva de la Tierra.
Aquí
entra en juego la explicación del libre albedrío y la ley de reencarnación y la
del Karma; esta es la verdadera razón por la cual existen tan marcadas
diferencias entre los diversos segmentos de la familia humana del planeta
Tierra.
Los
mundos que suelen señalarse como más adelantados que la Tierra , los cuales constituyen probables fuentes de origen de
inmigraciones espirituales, son: Júpiter, Saturno, Neptuno, Venus, entre otros.
Quizá, las probables características de los Atlantes, Lemures, Chinos, Egipcios
y Precolombinos, haya que buscarlas en las inmigraciones provenientes de
Júpiter y Saturno, quizá unos 200 mil años antes de nuestra era, -es sólo una hipótesis, de momento- y
las Indias, Griegas, Etruscas, Romanas, Árabes, etcétera, en las inmigraciones
de Neptuno, Venus, y otros, a partir de 3.800 años -o más- antes de nuestra
era. (Es preciso analizar la probable
antigüedad de los Vedas estimada en 18.000 años antes de n.e., por las
referencias astronómicas que contienen, de acuerdo a la Doctrina Secreta
de H. P. Blavasky, lo cual determinaría la existencia de un grupo de sabios
receptores de los Vedas anteriores al grupo que se inicia con Adán y Eva
históricos y su hijo Seth y la recepción
de las Leyes de Manú).
Es
preciso traer a colación otro de los puntos tocados por el maestro Kardec, en
la pregunta Nº 178 del citado capítulo Pluralidad de las existencias, de El
libro de los Espíritus, en la cual inquiere: -“Pueden los Espíritus reencarnarse en un mundo relativamente inferior a aquel sobre el cual
han ya vivido?
La
respuesta que obtiene, el Maestro, expresa: -“Sí,
cuando tienen que cumplir una misión para contribuir al progreso de la
humanidad de ese mundo; en cuyo caso aceptan con alegría las tribulaciones de
aquella existencia por cuanto aportan, ellos, el medio de progresar”.
Acto
seguido, hay otra pregunta: -“No sucede
así, también, por expiación, pudiendo Dios mandar Espíritus rebeldes en mundos
inferiores?”
La
respuesta que el Maestro obtiene, es: -“Los
Espíritus pueden quedar estancados, pero no regresar atrás: su castigo consiste
en no progresar y en repetir las existencias mal empleadas en el medio afín
a su propia naturaleza”. (Subrayado nuestro).
Lógicamente,
existen etapas evolutivas en la vida de un mundo en que al Espíritu estancado
no se le obliga por el libre albedrío que sustenta; empero, a una cierta etapa,
los que se quedan muy rezagados, que constituyen un problema para la mayoría,
al efectuarse el juicio de mayoría, siempre se le concede un período durante el
cual ellos puede optar entre quedarse o ser expulsados; sigue siendo un
privilegio del Espíritu elegir; según su nivel evolutivo –y elección- es reubicado en el medio más idóneo a sus
gustos y preferencias. Pero, en el nuevo escenario, generalmente viene a traer
un muevo progreso y, también, muchas veces, el problema que constituía en el mundo anterior, también lo constituye
aquí, pero, lucha entre sus iguales o, a veces, peores que él, pero, todos
tendrán que progresar oportunamente.
Otra de las objeciones
que suele anteponerse a la reencarnación, es: -“Por qué, si en los primeros tiempo de vida en el planeta había pocos
habitantes, de ser realidad la reencarnación, la población sería siempre la misma,
pero, ha ido siempre aumentando; -de dónde han salido esos nuevos Espíritus?”-
La objeción encierra, en
sí, dos preguntas o planteamientos; la primera, hay una humanidad en constante
crecimiento que sugiere un incremento de entes espirituales y la pregunta es,
de dónde sale esa cantidad creciente de nuevos Espíritus? La segunda, si hay
nuevos Espíritus, por cuanto existen ahora más personas, en el planeta, que
hace varios miles de años, -suponen los que anteponen la objeción-, es porque
hay una causa diferente a la reencarnación que lo determina, sino siempre sería
la misma cantidad de personas.
La explicación dada
antes, en cuanto a las desigualdades entre los diversos segmentos de la
humanidad del planeta, con una familia espiritual originaria del planeta y las
sucesivas llegadas de grupos espirituales desterrados de otros mundos al
realizarse los respectivos juicios de mayoría en sus mundos, más aquellos
grupos que vienen al planeta en misión para ayudar al progreso, -que son los grupos minoritarios-, sirve
para explicar, aquí, porque a través del tiempo va aumentando el número de
integrantes de la humanidad, lo cual, no sólo no invalida la ley de
reencarnación sino que, después de su llegada, cada miembro de los diversos
grupos, en el logro de los respectivos objetivos existenciales, va realizando
las diferentes reencarnaciones, sin límite alguno, hasta completar el cupo que
le es inherente en este planeta, para luego ascender al mundo que le
corresponda, en la siguiente fase evolutiva.
Es decir, la familia
espiritual del planeta tierra va aumentando en la medida en que nuevos
integrantes vienen a formar parte de este planeta, en similitud a las
corrientes inmigratorias que se van sucediendo en los diversos países del
planeta tierra, contribuyendo a transformar los grupos étnicos con su aporte
multidimensional. En línea general, el
planeta tierra tiene una familia espiritual, conformada con entes provenientes
de diferentes fuentes, que, en un momento dado, siempre, –en el espacio-, será
superior a la encarnada.
El
siglo XX, ha abierto el horizonte cultural en todas las corrientes del
pensamiento y campos del saber. El ser humano sondea con confianza y comprende,
comprueba, que las “experiencias psíquicas” no son meras ficciones. Las
ciencias psíquicas –en sus diversas denominaciones de Investigaciones Psíquicas, Metapsíquica y
Parapsicología, de manera preponderante- han tomado un auge tal que culminará
sólo en una mayor y profunda comprensión del ser sobre sí mismo.
A
continuación, transcribimos del diario “El Nacional” –de Venezuela-, del
23-01-1971, el siguiente artículo sobre recientes investigaciones del Dr. Ian
Stevenson, de algunos casos de reencarnación:
“POR PRIMERA VEZ LA CIENCIA ACEPTA
ESTUDIAR ALGUNOS CASOS COMPROBADOS DE REENCARNACIÓN”.
“EL MISTERIO DE LA SEGUNDA VIDA ”.
“HASTA HACE POCO TIEMPO, QUIEN HABLASE DE
REENCARNACIÓN ERA UN MÍSTICO O UN CHARLATAN A LOS OJOS DE LA CIENCIA. AHORA
SURGE EN LOS ESTADOS UNIDOS EL PRIMER ESTUDIO SERIO AL RESPECTO, OBRA DEL
DOCTOR IAN STEVENSON, UN PROFESOR UNIVERSITARIO QUE NO CREE EN FANTASMAS, PERO
DESCUBRIÓ QUE EN CIERTA FORMA, SÍ EXISTEN.
“Vive actualmente en Nueva York una señora
de 69 años, holandesa, de pequeña estatura y morena, que se llamó otrora
Henriette Ross. Cambió de nombre al casarse con hombre llamado Weisz. Más tarde
se divorció y aunque en Holanda las divorciadas también recuperan su nombre de
solteras, ella prefirió no proceder de esa manera. Su madre la reprendió una
vez a causa de eso, pero la joven le
contestó: -“Me siento más cómoda con ese nombre”, y acabó por firmarse
Henriette Weisz Ross.
“Se fue a vivir a París donde se ganaba la
vida pintando. Hacía principalmente retratos. Una noche, en el verano de 1936,
se acostó temprano, pero algunos pensamientos insistentes le impedían conciliar el sueño. Volvió a
levantarse y se puso a pintar. Lo más singular del caso es que lo hizo en la
oscuridad, casi automáticamente, sin tener la menor idea de lo que estaba
pintando. Luego, calmada, regresó al lecho y se durmió profundamente. A la
mañana siguiente vio en su caballete el retrato de una mujer joven.
“La experiencia no podía ser más extraña.
Tratando de aclarar el misterio, llevó un día el cuadro a una médium que, según
se decía, poseía poderes psíquicos y conocimientos extra-sensoriales, respecto
a los objetos que contemplaba o que tocaba. Esa mujer le dijo que Goya, el gran
pintor español fallecido en 1828 le había hablado: -“El me dio que usted lo
recibió en su casa, en una gran ciudad al sur de Francia y en aquel entonces
usted lo ayudó a escapar del país y de sus enemigos. Goya aún le estaba agradecido y quería prestarle
ayuda, pero sentía que ella se resistía”. Era su educación académica –dio la
médium- la razón de la actitud rígida, que no aceptaba la orientación del
artista español; “fue por eso que la obligó a pintar en la oscuridad, a fin de
que usted no se diese cuenta de lo que estaba haciendo”.
“La Sra. Weisz-Ross ,
confiesa que, a pesar de ser pintora, no había leído nunca nada sobre Goya. Esa
misma noche va a casa de una amiga que posee un ejemplar de una detallada
biografía del artista español. Al leerla, descubre la historia de Rosarito
Weisz, en cuya casa de Burdeos, Goya se había hospedado durante el período que
estuvo exiliado, ya casi al final de su vida.
“La Sra. Weisz-Ross
cree que su experiencia prueba la Reencarnación , vale decir, el hecho de que ella
vivió, aparentemente, en una vida anterior.
“NI LA HERENCIA NI EL
AMBIENTE PUEDEN EXPLICAR A CABALIDAD LA PERSONALIDAD DEL
HOMBRE. QUÉ HAY DETRÁS DE ELLA?
“Uno de los más grandes investigadores de
esta materia en los Estados Unidos es un psiquiatra llamado Ian Stevenson. El
estudió el caso de la pintora holandesa y atestigua la verdad de los hechos. Y
este caso es sólo uno de los numerosos templos que
recogió en decenas de entrevistas e investigaciones.
“Para la mayoría de la gente culta del mundo occidental, la idea
de la reencarnación es una aberración de la ortodoxia religiosa. Cómo puede
entonces una persona seria, un verdadero científico, dedicarse a este tipo de
estudios e investigaciones?
“El doctor Ian Stevenson es un hombre alto, flaco, de hablar
lento, con casi 51 años; hizo sus estudios de medicina en la Universidad McGill
de Montreal. Durante años se dedicó a pesquisas convencionales. El año pasado
publicó su libro “The Psichiatric
Examination”.
“Este año, lanzará una nueva edición de otro de sus trabaos, “The
Diagnostic Interview”. En 1953 empezó a interesarse por la reencarnación. La
razón que lo llevó a eso fue el sentimiento de insatisfacción sobre los
conocimientos disponibles sobre la herencia
y de las influencias ambientales, consideradas aisladamente o en su
conjunto, en el examen de la personalidad.
“EN SUS ARCHIVOS FIGURAN DECENAS DE CASOS COMPROBADOS.
“Cuatro años después aceptó el cargo de director del Departamento
de Psiquiatría y Neurología de la
Escuela de Medicina de la Universidad de
Virginia. Ese puesto le fue ofrecido por autoridades universitarias que
conocían su interés en Parapsicología y, particularmente en reencarnación.
“Ejerce actualmente el cargo de profesor de Psiquiatría. Aún
enseña, administra y hace pesquisas en la línea tradicional, pero gran parte de
su esfuerzo está ahora dirigido hacia un
campo nuevo. Y el resultado de ese esfuerzo lo representa un archivo con
centenas de casos de aparente
reencarnación, ocurridos en varias partes del mundo. Algunos están basados en
relatos publicados, pero otros fueron descubiertos personalmente por él y sus
socios.
“Es más o menos sabido que algunas religiones orientales, como el
budismo y el hinduismo están basadas en la reencarnación.
“El doctor Stevenson admite por lo menos ocho alternativas para
explicar casos que parecen ser de reencarnación. Fraude es lo primero que se le
ocurre pensar a cualquiera. Pero el doctor Stevenson no toma muy en cuenta
esto, porque en ningún caso hay retribución financiera. Publicidad podría ser
otro motivo, pero esta es generalmente indeseable, sea en Oriente u Occidente.
“Otra posibilidad es la derivación de recuerdos de fuentes que
después son olvidadas. El doctor Stevenson recuerda el caso de un joven que,
hipnotizado, hablaba una lengua desconocida que después se descubrió ser el
dialecto toscano, hablado en una región de Italia en el siglo III antes de n.e.
La fuente, como después se descubrió, era una gramática de esa lengua que el
muchacho tomara en su infancia de la
biblioteca paterna, la había estado leyendo y conservó en su memoria algunas
frases.
“Entre las explicaciones plausibles está la “memoria racial”, se
transmite a través de los genes , de generación en generación; la “posesión”,
esto es la ocupación del cuerpo de una
persona viva por el Espíritu de una
persona desencarnada, la percepción extra-sensorial; la presencia (que es el don de revelar las cosas pasadas);
y la comunicación con una personalidad sobreviviente. El doctor Stevenson
niega, en los casos por él registrados, cualquier ligación con esas diversas
motivaciones.
“Chester Carlson, inventor de la Xerox , fue uno de los entusiastas financiadotes
del doctor Stevenson. En diciembre del año pasado la Asociación Americana
por el Progreso de la Ciencia
–el cuerpo más amplios de científicos del mundo- concedió a la asociación de
Parapsicología el derecho de filiación en sus cuerpos, aún sabiendo que ésta
estudia la reencarnación.
“El doctor Gardner Murphy, profesor de Psicología de la Universidad de Washington, es el profesor de la Sociedad Americana
de Pesquisas Psíquicas, y tiene en alta estima al doctor Stevenson.
“La Dra.
Gertrudis Schneider, profesora de Psicología en el City
Colllege de Nueva Cork, es de la misma opinión, como los son asimismo los
doctores Albert Stunkard, director del departamento de Psiquiatría de la Universidad de
Pensilvania, en Filadelfia y Herbert S. Ripley, que ocupa igual puesto en la Universidad de Seattle. Todos concuerdan en que
el doctor Stevenson es un científico serio y competente. Falta saber si Ian
Stevenson conseguirá dar una respuesta definitiva a la pregunta: -Existe otra
vida más allá de la desencarnación?”
“El problema está abierto: los estudios sobre la reencarnación se
han convertido hoy en un campo respetable
de pesquisas científicas”.
La reencarnación, para
los estudiantes de metafísica profunda, es un hecho. No importa que se niegue o
afirme, la realidad de la reencarnación no variará por eso.
El ser humano, tiene por
misión “labrar evolución”, progresar, hacerse sabio, para lo cual, el Universo
infinito se le ofrece como taller experimental cósmico.
Como es conocido por los
físicos y estudiantes de la Doctrina Universal , la materia no es más que un
estado determinado o “condensación” de energía en un número “x” de vibraciones.
Los cuatro reinos de la
naturaleza son transformadores de energía; absorben energía del medio ambiente,
adquieren forma determinada y se transforman para luego “volver” a su etapa
inicial, es decir, la energía o estado de energía.
El cuerpo del hombre, es
relacionado por Papus (Dr. Gerard Encausse) con un coche tirado por caballos,
donde el coche es el vehículo o instrumento físico de trabajo, de transporte;
por supuesto, el caballo representa el papel de los “instintos” que el hombre,
o sea, el “ente inteligente y espiritual” intenta dominar y domina en el curso
de su evolución.
El ser humano, en la Doctrina Universal ,
es estudiado en sus tres entidades, que son: El Espíritu o ente inteligente; el
alma o intermediario entre el cuerpo y el Espíritu, y el cuerpo o vehículo
físico.
En la Doctrina Universal
donde todo estudioso y amante de la sabiduría, puede encontrar un conocimiento
profundo del hombre en las tres entidades señaladas y su misión sublime en el
Universo, libre de dogmatismos superfluos.
El ente espiritual, es
el verdadero ser en sí; es el llamado “yo interno”, es quien evoluciona, se hace sabio, y utiliza
el cuerpo material como un instrumento, o vehículo, en cada nueva encarnación,
en un proceso infinito, en el eterno
presente, mientras tanto va ascendiendo
en evolución, en sabiduría, hasta adquirir el llamado grado de Maestro
de la Naturaleza
o del Universo, y como tal, luego, ayudar, enseñar a los “hermanos menores”, es
decir, dirigir la evolución de los mundos, con lo cual, el Maestro continúa
ascendiendo en evolución, en sabiduría, porque siempre hay un más allá, y no
porque se haya graduado de Maestro no tiene nada más que aprender, sino que
como aquel que se gradúa de doctor en una Universidad, es a partir de entonces
cuando realmente comenzará a disfrutar la Luz ,
comprender su intensidad y participar en un proceso creativo de nuevas
realidades según las concepciones que ese elevado nivel evolutivo le permita
desarrollar.
Una de las objeciones
que se tejen alrededor de la reencarnación
es la que expresa que “el ser
humano no puede tener varios cuerpos” y por tal motivo algunos consideran
que la reencarnación es una teoría gratuita.
Por supuesto que el ser
humano, en el cumplimiento de la
Ley de la
Reencarnación , no tiene varios cuerpos, en el sentido de que
yo estoy encarnado aquí en América y al mismo tiempo me encuentro encarnado en
otro cuerpo, en Japón.
Sólo se puede tener un
cuerpo a la vez. El cuerpo del hombre es como un vestido, cuando ya no le sirve
se desecha, se cambia por otro.
En la naturaleza, ningún
organismo es perpetuo. Hay una ley que determina que los cuerpos biológicos
nazcan de la forma conocida según la especie, pero en su desarrollo toman o
absorben energía del medio ambiente. Una
vez desarrollados, comienzan un proceso de envejecimiento, con el cual, gradualmente,
se llega al estado de desencarnación -o transición- que permite la
transformación del organismo, determinando que las partículas, o sustancias
químicas que lo integraban, regresen, retornen nuevamente al estado primario,
es decir, a la energía, en su aspecto físico, preservándose, al mismo tiempo o
paralelamente, el ente espiritual que le animaba, que en el reino mineral recibe el nombre de Espíritu
elemental; en el vegetal y en el animal, es un Espíritu de acuerdo con la
especie. Es oportuno recordar aquí que el reino animal recibe esta denominación
al hecho de atribuirle, los antiguos, la posesión de un alma o ánima, del
griego psique.
Deducimos que, si esa
energía fue usada una vez para usar un cuerpo determinado, por qué se debería
dejar de utilizarla, nuevamente, para el desarrollo de otro cuerpo?
Nada se pierde en la
naturaleza. El ser humano toma energía del depósito universal, la utiliza y
luego la regresa al mismo transformada, para nuevamente ser utilizada, y así
infinitamente.
El cuerpo del ser
humano, -e igualmente en los cuatro reinos naturales-, una vez que agotó los
recursos físicos o fisiológicos de los cuales estaba abastecido, y en cuyas condiciones servía al Espíritu de
vehículo, de instrumento de trabajo, es abandonado por éste, sufriendo los
conocidos procesos durante los cuales se transforman en partículas de la misma
naturaleza en que se encontraban inicialmente cuando fueron utilizadas.
Entonces, el Ente
Espiritual-Inteligente –el Espíritu- que animaba ese cuerpo se debería perder?
Se puede asumir,
confiadamente, que no. El Espíritu tomará materia en una sucesiva reencarnación
e impulsará su progreso a partir del grado en que quedara en la precedente. Ese
grado de progreso al cual ha llegado en la última existencia se puede denominar
“suma existencial”, cuya evolución alcanzada se traduce en un determinado grado
de conciencia. (Ese grado de conciencia
podría significar un determinado grado de absorción de Dios y/o, a la vez, un
determinado grado de manifestación –o expresión- de Dios; –meditar este punto-).
Las condiciones menos
positivas de esa suma existencial, son las que, el Espíritu, deberá transmutar
en los siguientes ciclos de vida paralelamente que va escalando otros niveles
evolutivos de acuerdo a los planes del mundo en que vive en un momento dado.
Una de las principales
objeciones que se anteponen a la reencarnación es que “el ser humano no
recuerda sus existencias pasadas”, y sus
sostenedores plantean la siguiente pregunta: -“Si el hombre reencarna, por qué no
guarda recuerdo de sus existencias pasadas?
Existen diversas
respuestas que explican correctamente esta objeción.
En primer lugar, las
leyes naturales y “divinas” son muy sabias. Suponiendo que Juan Xavier mandara
a mejor vida a Antonio José en una
existencia pasada, por cualquier motivo. Si en una de las siguientes
existencias de ambos volvieran a encontrarse y lograran reconocerse, es muy
probable que el uno volviese a mandar a mejor vida al otro o viceversa. Esto,
desde luego, no pondría fin a las condiciones de enemistad entre los seres, en
el proceso evolutivo.
En segundo lugar, si la
persona recordase quien fue y las cosas poco positivas que, eventualmente,
hubiere realizado, ese conocimiento le atormentaría en tal grado que sería un
obstáculo a su progreso evolutivo en el actual ciclo de vida; pese que, en la
práctica, los efectos de los hechos pocos positivos que se hayan realizados en
ciclos de vida anteriores, dejan sus huellas en la presente existencia, al
manifestarse sus efectos como fobias, tendencias, hábitos o rasgos de
personalidad que reproducen conductas
propias de existencias anteriores, tanto a nivel mental, como físico, que se
expresan mediante marcas de nacimiento que son reproducciones de las eventuales
señales que por diversas circunstancias haya experimentado en su cuerpo, la
persona en particular. La ciencia ha denominado a estas señales como philias, que engloba tanto a los rasgos
psicológicos como los físicos.
Es fácil observar como
en muchas familias existen hermanos que se odian, padres e hijos que sin
motivos aparentes son enemigos, etcétera. Esto se debe a circunstancias propias
de vidas anteriores y que, la ley divina, por una parte, y por la otra, los
mismos seres, al preparar su plan de vida para el siguiente ciclo existencial,
eligen nacer en el seno de la misma familia para que los lazos sanguíneos vayan
limando las asperezas y nazca la afinidad entre los seres que lo requieran,
compensándose, al mismo tiempo, las respectivas deudas karmicas que pudieran
existir.
Lógicamente, quienes
objetan la reencarnación suelen anteponer como explicación que ello acontece
por influencia de factores ambientales.
Por supuesto, este tipo de respuesta resulta insatisfactoria; hay causas
más profundas, como se ha visto.
Es decir, como ya fue
expresado, el primer aforismo, por efecto de la ley divina de compensación o,
denominada, también, ley del karma, en los medios esotéricos y doctrinas
orientales, es tan sabia que agrupa a enemigos en la misma familia, para que
los lazos familiares o “nexos sanguíneos” permitan que nazca la afinidad, lo
cual muchas veces se cumple por medio de muchas reencarnaciones. Mientras que,
de acuerdo al segundo aforismo, quien haya quitado una vida, deberá reponerla,
por lo cual, en una sucesiva reencarnación, la persona será la madre de aquel
que antes mandara a mejor vida y “con
sus besos resucitará al muerto”. De acuerdo a las circunstancias se puede ser
madre o padre, de la persona a quien se debe la vida, pero, en ambos casos, los
besos de ambos progenitores están presentes.
En tercer lugar, es
preciso destacar que, lo que un cerebro no percibe por los sentidos físicos y
no graba en la memoria actual, es imposible que pueda recordarlo.
Es decir, el cerebro
actual, de cualquier persona, no podría recordar lo que no ha registrado, como
sería el caso de lo acontecido en existencias anteriores cuyos hechos
registraron en sus respectivos cerebros. Entonces, surge una pregunta: -“Ese
conocimiento se pierde?
Por supuesto que no.
Paralelamente con la memoria física registrada por el respectivo cerebro, en un
ciclo de vida determinado, existe una memoria espiritual que conforma el
archivo espiritual del hombre, el cual reside en el alma –y yo diría que
también en el Espíritu-, es decir, existe un triple registro, a nivel físico,
anímico y espiritual. Con la desencarnación –o transición- se pierde el
registro físico de la memoria –que en mi
opinión, funge únicamente de puerta de acceso a la verdadera memoria, la del
alma y como medio de expresión objetiva- de una determinada
existencia, pero lo conserva el alma –y
el Espíritu-, donde el alma de cada ciclo de vida representa un eslabón de una
extensísima cadena, tan grande como ciclos de vida haya tenido el Espíritu, que
conforma su archivo espiritual, en el cual mira
–automáticamente- cuando quiere recordar algo; pero, en el Espíritu, el
efecto de esa memoria espiritual acumulada se refleja como estado de
conciencia, capacidad de percepción y visión de la realidad universal en el
respectivo grado.
Por eso, el grado
evolutivo alcanzado en cada uno de los ciclos de vida se traduce, en el momento
actual como “suma existencial”, es decir, el saldo existencial, que arroja un
resultado, manifestándose, en la actual existencia como capacidad o aptitud de
hacer, vocación, visión, habilidad, capacidad innata, etcétera, o en su aspecto
negativo, como fobias, tendencias, hábitos, etcétera, cuya prueba consistirá en
transmutarlas en su polaridad positiva.
La relajación profunda,
la interiorización y la meditación –en
Dios y sus atributos divinos o valores universales-, permiten la
unificación de la conciencia de las
memorias espirituales archivadas y desarrollar la capacidad de percepción en un
grado más elevado mediante la cual aflora en
forma intuitiva el conocimiento de ese acervo acumulado. Paralelamente,
permite acceder a fuentes de conocimientos archivados en las memorias
espirituales de los seres en el respectivo nivel evolutivo o esfera mental en
que cada uno se desenvuelve –en la ecología mental: entes encarnados y
entes del plano espiritual, pues ambos conforman una sola ecología mental- y percibir el conocimiento que, en un momento
dado, se pueda requerir.
Entrar en un nivel
fronterizo de conciencia, por medio de la relajación, interiorización y
meditación, permite recordar, revivir, percibir, a nivel espiritual
determinadas circunstancias que, una vez vuelto a la materia, a nivel
psico-sensorial se lleva a cabo un
registro en el actual cerebro, teniéndose conciencia de un conocimiento que trasciende y va más allá
de la propia recepción a través de los presentes sentidos físicos.
Una de las cosas que
suele llamar poderosamente la atención es el hecho que tan pronto se conozca
una persona, por primera vez, parece como si la conociéramos de “toda la vida”
o viceversa, sin causa visible para ello, nos cae mal.
Hay quien atribuye este
hecho a la exteriorización del aura, es decir, por la sintonización magnética
de los individuos es posible detectar el estado anímico positivo o negativo, lo
cual permite recibir impresiones favorables o desfavorables de una persona. También, por este mismo mecanismo, se puede percibir si la persona sufre algún
dolor en determinada parte de su cuerpo, experimentando la sensación en la
misma parte del cuerpo, es decir, el mismo fenómeno tiene manifestaciones
diversas. Al mismo tiempo, la auto-imagen de la persona, positiva o no, es
percibida, en forma automática por las personas con quienes se entra en
contacto, con su respectivo efecto de atracción o repulsión.
De igual manera, otra
explicación plausible es la percepción espiritual del estado psíquico de la persona,
vía telepatía, -es decir, comunicación de contenidos mentales-, que permite
conocer aspectos menos positivos de la persona o muy positivos que determinen
la atracción positiva o no.
Esto es cierto, empero,
en gran número de casos que se presentan a diario existe una relación que data
de existencias pasadas.
Ahora, bien, será verdad
que el ser humano no recuerda nada de sus existencias pasadas?
Cómo podría explicarse
el caso de millones de personas que “saben tantas cosas” que nadie le ha
enseñado” y que de manera innata están posesionados de tales conocimientos,
habilidades o aptitudes?
Cómo clasificaríamos el
hecho de que haya niños que a la edad de 4 años sean músicos, poetas,
matemáticos, y aún otros que fácilmente pueden hablar y escribir varios
idiomas, algunos de los cuales muchas veces antiguos y ya en desuso?
Por supuesto que lo
anterior no es sino una cita pequeña de
los sorprendentes casos que en la
naturaleza humana abundan y que como
ejemplos sirven para comprender tan
importante ley como es la reencarnación.
Algunos dicen: -Son
genios! Pero, los genios no existen en la acepción que le considera “seres privilegiados de
Dios”.
No será ese “niño
prodigio” que sobresale en matemática a la edad de cuatro años, un Ser o
Espíritu que, en una existencia anterior cultivó profundamente las matemáticas,
alcanzando un dominio tal en las mismas, que al reencarnar de nuevo,
especialmente en la niñez, cuando los
lazos que unen al Espíritu con la materia son “elásticos” y permiten que aquél
tenga cierta emancipación o libertad del
cuerpo, hasta el grado en que, con relativa facilidad rememora sus
conocimientos de matemáticas, -o de otra
índole- aplicándolos de manera sorprendente para la edad de 4 años, edad en que
generalmente no ha tenido la oportunidad de estudiar esa u otra materia?
De manera similar
acontece con gran número de personas, en mayor o menor grado, que sin haber
estudiado una rama determinada del saber
humano, se encuentran en capacidad de
comprender los más arduos problemas de
la manera más natural.
El siguiente caso,
acontecido con Blaise Pascal, que copiamos de la biografía “Pascal, La Vida del Genio”, de Morris Bishop, ilustra,
admirablemente, este punto de estudio sobre la Reencarnación :
“DESCUBRIMIENTO DE LA GEOMETRÍA ”
“La extraordinaria precocidad de Blaise Pascal trastornó por
completo el plan educativo que su padre había forjado.
“Las conversaciones sostenidas por Etienne con sus solemnes amigos
solían ser acerca de las matemáticas y
de la geometría.
-“Qué era aquello de la geometría?, -se preguntaba el
muchacho y preguntaba a los demás. Y el
padre le contestaba, con su acostumbrada sobriedad, que era el más alto y más noble de todos los conocimientos.
“Acaso le recordase la inscripción que figuraba en la puerta de la Academia de Platón, y que decía: -“Que no entre
aquí ningún ignorante de la geometría”.
“Blaise se sentía decepcionado y molesto y pedía y suplicaba se le
instruyera en las matemáticas, igual que
otro niño hubiera pedido se le diesen dulces.
“Pero el padre se negó resueltamente a ello, porque temía que el
muchacho distrajese su atención de los
clásicos por concentrarla en la geometría; sin embargo, le prometió hacerle
aprender las matemáticas en cuanto
supiese el latín y el griego.
“A fin de poner fuera del alcance del chico tales golosinas
intelectuales, el padre encerró bajo llave todos los libros de texto y rogó a
sus amigos que no mencionasen las matemáticas en presencia de aquel pequeño
escudriñador.
“Lo único que Blaise consiguió saber de su padre fue que la
geometría era la ciencia de hacer diagramas exactos y de averiguar la
proporción entre ellos.
“Entregase Blaise a la meditación, solo en su cuarto, y se puso a
aplicar tal definición. Comenzó a trazar con carbón diagramas en el suelo de la habitación, tratando de
hacer una circunferencia y un triángulo equilátero.
“Al conseguirlo, sintió como si en ello le complaciese n el ritmo
y el equilibrio de las líneas.
“Observó ciertas verdades o axiomas, y llegó a formular algunas
descripciones circunspectas o definiciones.
“Planteó el mismo algunos
problemas y vislumbró métodos de pruebas
o demostraciones.
“Gracias a su preparación
en el uso del razonamiento, procedió adelante paso a paso, hasta llegar
a la trigésima segunda proposición de Euclides, la de que: la suma de los
ángulos de un triángulo es igual a dos ángulos rectos.
“Mientras Blaise estaba por completo absorbido en tan intrincado
problema, se le ocurrió al padre ir a la habitación del muchacho y se quedó
allí parado un gran rato observando la actuación del geómetra
inconsciente. No pudo el padre
contenerse más y, medio temeroso y medio orgulloso, se dio a explicar
la estructura de su lógica con una ridícula e improvisada terminología de
“rayas” y “ruedos”, de “líneas rectas” y de “círculos”. Y lo perdonó todo en un
gran arrebato de orgullo y de afecto por el hijo.
“Este es poco más o menos el relato hecho por Gilberte, y su
relación, en calidad de testigo presencial, es acreedora a todo nuestro
respeto. Debe por fuerza, de ser verídica, salvo las naturales
exageraciones que el comprensible
orgullo de familia haya ido
introduciendo en una historia repetida con frecuencia. Se ha impugnado el
testimonio de la hermana, fundando la impugnación en el hecho de que el orden
de las primeras treinta y dos proposiciones de Euclides no es tan lógicamente
inevitable que permita a un desconocedor de las matemáticas , por grande que
sea su genio, reproducirlas de igual forma que se hallan en los libros de
textos. Pero, es el caso que Gilberte no
dijo jamás que su hermano llegase a reproducir milagrosamente a Euclides, sino
que llegó por la simple vía de su propio razonamiento a la proposición treinta
y dos; resultado perfectamente creíble, si bien de todo punto extraordinario: a
decir verdad, casi maravilloso”.
Esa capacidad innata
para asimilar, comprender, resolver “ciertas cosas”, es el conocimiento
acumulado, la experiencia previa, que como herencia cultural –o espiritual-
traemos de existencias anteriores, lo cual es un proceso completamente natural
y, además, es un reflejo de las sabias e inmutables leyes de la Creación , las cuales, el
ser humano ahora comienza a desentrañar en su esencia profunda y natural.
El ser humano, en cada
nueva existencia comienza su nueva etapa evolutiva desde el grado de progreso
que alcanzara en la anterior.
Es el mismo ser, quien
al final de su existencia, hace un balance de la misma y en base al resultado o
saldo, -suma existencial- organiza un plan de trabajo para la sucesiva
reencarnación.
Él es quien selecciona
donde y cuando nacer, según convenga a su evolución; quienes han de ser los
miembros de su familia, etcétera.
Esto es prueba tangible
del libre albedrío del ser, aún cuando el cumplimiento de las leyes universales
es inexorable y natural, en beneficio de su avance en una ascendente evolución.
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