PITÁGORAS
©Giuseppe Isgró C.
Pitágoras,
nació alrededor del año 569 -a.n.e-, en Samos, Grecia.
Sus
profundos conocimientos le convirtieron en uno de los mas excelsos maestros de
la antigüedad.
Fue iniciado
en los misterios Eleusinos, fuente ésta en la que se formaron los grandes pensadores
griegos.
Tales de
Mileto, le inició en el estudio de las matemáticas y Ferecides, -no de mucha mayor edad que él-, fue su
maestro en diversas áreas.
Su afán de saber
le hace emprender largos viajes, emulando el ejemplo de Licurgo, Solón y Tales
de Mileto,.
Visitó
Lesbos, Mileto, Fenicia y Egipto, viviendo, en éste, 22 años, estudiando, y
recibiendo la iniciación en los misterios menores y mayores egipcios, en los
Templos de Isis y Osiris, así como las enseñanzas de Hermes Trismegisto –Toth-, y la Doctrina Secreta de aquel
país heredero de la sabiduría Atlante.
Uno de
maestros de Pitágoras, en Egipto, fue Oenupheus de Eliópolis.
Visitó,
también, Babilonia, donde estudió, con los Maestros Caldeos, la Ciencia de los
Magos, la Astronomía, la Astrología, los diversos sistemas de adivinación y la
medicina; viviendo, allí, 12 años.
Después de
34 años, Pitágoras regresó a Grecia. En Delfos, consultó el oráculo,
resultándole favorable.
Se dirigió a
Crotona y, posteriormente, a Metaponto, sur de Italia, (Magna Grecia), fundando
allí su escuela, cuyo rol, en nuestra época, encarna la Masonería Universal,
cuyos objetivos de estudio de todas las ciencias y la práctica de todas las
virtudes, le han convertido en forjadora de líderes, siendo la fuente donde se
han alimentado, prácticamente, todos los grandes genios de la humanidad desde
1717 hasta nuestros días.
Pitágoras
imponía, a sus discípulos, un período de silencio de dos a cinco años, según el
temple del discípulo. Apolonio de Tiana, siglos después, siguiendo la tradición
pitagórica, practicó cinco años de silencio.
Pitágoras,
empleaba, como método, el aprendizaje, de memoria, de una gama de aforismos, -con cierta similitud con los koans del
Budismo Zen-, con cuya repetición constante buscaba el desarrollo del
Auto-conocimiento y la práctica de todas las virtudes, entre los cuales se
conservan los Versos de Oro; su sabiduría se hace evidente desde la primera lectura,
admirando su elevación y profundidad, así como la efectividad de su puesta en
práctica.
Además de la
filosofía y la astronomía, las enseñanzas comprendían los valores universales, la
Reencarnación y la ley del Karma, el liderazgo
y la oratoria, -sus discípulos se convirtieron en grandes dirigentes políticos-,
la música de las esferas, el teorema de Pitágoras, las teorías de los número,
el número de oro y la Tetratkis, en representación del hombre como microcosmos
y expresión del Macrocosmos, y, por ende, de la Tétrada y del Cuaternario,
vinculándose éste último con el Creador Universal y fuente de la naturaleza
toda, y aquella, con el ojo que todo lo ve, temas estos que, por su
importancia, precisan ser profundizados.
El maestro y
sus discípulos, adoptaron la denominación de filósofos, es decir, amigos de la
sabiduría.
Pitágoras,
tenía conocimiento de, al menos, seis existencias previas, como son: Pirandro,
Etálida, Alco, -mujer de hermoso rostro-, Euforbo, Hermótimo, y Pirro. Fue, también, Isaac, Isaias, Eliseo,
Antulio, y Jesús de Nazareth.
Se ha dicho que
Pitágoras creía en la Metempsicosis, es decir, la trasmigración de los
espíritus humanos en animales. ¿Es ello cierto?
La teoría de
la Metempsicosis es anterior a Pitágoras; proviene de las Leyes de Manú, -3.700
–a.n.e-, que explican la reencarnación, ley del karma y otras enseñanzas con
gran elevación y precisión, por lo cual, la Metempsicosis seguramente fue
una interpolación posterior, por cuanto, el ser humano no retrocede en su
evolución encarnando en especies de
rango inferior, por lo que, la Metempsicosis, además de ser incorrecta, se le
atribuyó erróneamente a Pitágoras, quien enseñó la doctrina de la reencarnación
en su esencia real.
Los Versos
de Oro se dividen en tres partes: en primer lugar, los relativos a la
preparación; luego, aquellos destinados a la purificación, y, finalmente, los
que permiten, con la práctica de sus enseñanzas, el ingreso a la divina senda
de la perfección. Adelante.
LOS
VERSOS DE ORO PITÁGORICOS
Versión
castellana de Giuseppe Isgró C.
PREPARACIÓN:
I.
La practica espiritual:
Antes, honra a los Dioses
inmortales, de acuerdo con su jerarquía.
II. –“Respeta tu promesa, y reverencia a los héroes ilustres, y
a los genios, ejecutando las prácticas en uso”.
PURIFICACIÓN:
III.
El culto a la familia:
Rinde honor a tus
padres, y a los más cercanos parientes.
IV.
El culto de la amistad:
De los demás, del más
virtuoso, por mérito, hazte amigo; con serenas palabras y útiles acciones,
sigue su ejemplo. Por leve falta no te irrites con el amigo, de acuerdo con tus
fuerzas. Al lado del poder, convence la Necesidad.
V.
La cultura personal.
A: La cultura mental:
Por lo tanto, tales
cosas conozcas, y sepas, también, refrenar estas otras: El estomágo, antes de
todo; igualmente el sueño, el sexo y la ira.
VI.
Ser honrado, franco y justo:
Se irreprochable con
todos y en todo; ejecuta, únicamente, actos dignos, tanto en compañía de otros
como a solas. Como prioridad, ten pudor contigo, respetándote. Después,
siempre, en palabras y en actos, ejercítate en la práctica de la justicia.
VII.
Ser reflexivo:
-“Fórjate el hábito de
regir tu conducta por la razón. Recuerda, en suma, que la desencarnación es un
destino común. Por lo tanto, las riquezas, hoy buscas de adquirirlas; mañana,
puedes perderlas”-.
VIII.
Trabajar con toda confianza:
Cuantos, por acción de
la ley cósmica, experimentan pruebas adversas. Las que a ti te correspondan,
sopórtalas con calma, sosegadamente. Superarlas, satisfactoriamente, sí, te
conviene, con toda tu potencia creadora. Piensa, que, después de todo, a la
gente buena, no son tantas las adversidades que les toca afrontar.
IX.
Ser tolerante y paciente:
Discursos varíos oirás, con
frecuencia, unos con nobles contenidos, otros indignos; tú, no permitas que los
unos te turben, ni de los otros te vuelvas para no oirlos. Y
si una mentira es dicha, sopórtala con calma.
X. Crearse un juicio sano y
firme:
En todo cumple cuanto
ahora te digo. Ni uno, con palabras u obras, te induzca jamás a decir o a hacer
cosa alguna que después no resulte lo mejor para ti. Antes de actuar,
reflexiona, para no cometer errores; que actuar o hablar con discernimiento es
de gente prudente.
XI.
Estar prevenido:
Pero, tú las cosas
harás, que después no te perjudiquen.
XII.
Aprende lo que es necesario:
Ni una cosa, harás, por lo tanto, en la cual, tú, experiencia no
tengas. Empero, cuanto, en verdad, te sea necesario, aprende, y vida agradable
tendrás.
XIII. La cultura personal.
B:
Seguir un régimen puro y fisiológico.
Hacer ejercicio.
Es preciso ocuparse de
la higiene del cuerpo; pero en las bebidas, en los alimentos y en el ejerccio,
la justa medida observa. Recuerda, utiliza el sentido de la justa medida en
todo; que nada te proporcione perjuicio.
XIV.
Ser reservado:
Por lo tanto, habitúate
a una vida sana, sin molicie; abstente en realizar todo acto que suscite
envidia.
XV.
Ser ponderado:
De esta manera, más de lo necesario no gastes, como hacen quienes
ignoran lo que es la honradez; pero, no por ello dejes de ser generoso: La
justa medida en todo, es en verdad, la virtud de la nobleza. No hagas, en
resumén, lo que pueda dañarte, y pondera bien las cosas antes de actuar.
PERFECCIÓN:
XVI. Los medios de
perfeccionamiento.
Antes de todo, tan
pronto como despiertes, aprovecha para elevar tu Espíritu; enseguida
ocúpate de cuanto en ese día quieres hacer”-.
XVII. Examen de sí mismo:
Antes de dormirte, cada
noche, por mucho cansancio que tengas, tres veces examina cada uno de tus
actos:
·
–“Dónde he estado?”
·
–“Qué he realizado?”
· –“Cuál obligación dejé
de cumplir?”
Partiendo desde el
inicio, recorre, también, el después del después. Has incurrido en bajezas?
Recríminate! Has realizado justas acciones? Alégrate. De las primeras, proponte
enmendarte; estas últimas, tenlas como modelo a seguir, con fervor. Esto es lo
que a ti te pondrá en la horma de la virtud divina.
XVIII.
La meditación. La fe. La vida virtuosa. La ciencia del Universo.
Sí, sí: Por Aquel que a
nuestros Espíritus ha transmitido la Tetratkis , fuente de la eterna-fluente
Naturaleza. Esto es lo que hay que hacer.
Estas cosas hay que empeñarse en practicar, y amar. Por ellas ingresarás en la
divina senda de la perfección.
XIX.
La oración:
Pero, al cumplimiento de
la obra cíñete, tú, no sin antes solicitar asistencia a los Espíritus
protectores que la conduzcan a la perfección.
XX.
La iniciación:
Conocerás el orden
divino que rige a los Espíritus, a los seres humanos y a todas las cosas, y
percibirás la unidad que penetra la obra toda. Entonces, sabrás que la Naturaleza es una e
idéntica en todas partes; a no esperar lo inesperable, y, a no dejar nada sin
explicación.
XXI.
La clarividencia:
Sabrás, que los seres
humanos soportan pruebas por ellos mismos generadas. Insensatos: A su lado se
encuentra el bien, y no lo ven, ni lo oyen; y, también, la liberación de los
males la descubren pocos. Tal es la condición que opaca el juicio a los
humanos! Son desplazados de un lado para otro, como lo hacen las infantiles
cuentas, después de incesantes sacudidas. La discordia es su natural y triste
compañera, a la que no hay que provocar, sino cederle el paso y huir de ella.
XXII.
La verdad oculta:
Oh, Dios! De cuántos
males librarías a los humanos, si tan solo te dignases en desvelarles a que
daimón obedecen! Pero, tú, ten confianza. El origen de los seres humanos es
divino. La Naturaleza
le va abriendo el acceso a las arcanas virtudes, que ella misma les explica.
XXIII.
La recompensa. La sabiduría:
Si
de ellos en ti hay algo, verás hasta allí, donde te exhorto, reintegrado y
silente, y con el Espíritu inmune de todo mal. Pero, deja los alimentos que te
prohibí, en los días en que, en hacer puro y libre el Espíritu buscas. Observa,
discierne y valúa todo, y a la
Inteligencia soberana erige en auriga de lo Alto. De esta
manera, dejando el cuerpo, en el eter, libre, irás, como Espíritu divino e
inmortal; no más vulnerable serás.
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