sábado, 22 de febrero de 2014

EL PODER DE LOS DESEOS


EL PODER DE LOS DESEOS

©Giuseppe Isgró C.


Los deseos mueven la potencia creadora de la voluntad y tienen un paralelismo con las necesidades en sus jerarquías de: básicas, seguridad, sociales, estimación y autorrealización,
¿Qué son los deseos? Constituyen la causa de la conducta en la naturaleza: humana, animal, vegetal y mineral. Impelen a querer.
Activan la voluntad y ésta mueve a la acción, la cual crea el propio destino, es decir, el karma, en su polaridad positiva o negativa, cosechando lo mismo que se ha sembrado.
Platón y Aristóteles, eran de la opinión de que, el objeto del deseo puede ser natural o consciente, mediante el cual, por ejemplo, una persona que desea instruirse, en un área determinada del saber, le impele a aprender y le facilita cambiar las condiciones mentales, pasando de un estado de ignorancia a otro de conocimiento, por supuesto, siempre relativo.
Empero, el deseo contempla una extensa gama de variantes, como: a) Necesidad y manifestación de la libido, b) Obtención de lo bueno, lo placentero y la satisfacción en general de apetitos y anhelos. b) Motivación al logro. c) El deseo y su opuesto, como aversión emocional. d) La transmutación del deseo, como catarsis o sublimación.
Los deseos canalizan la imaginación, los sueños y las fantasías; racionalizan el pensamiento y estimulan el cultivo de  la sabiduría, sometiendo la propia acción bajo la égida de los valores universales, entre los que se cuentan: la prudencia, la afinidad, la justicia, la igualdad, la compensación, la fortaleza, la templanza, la belleza, la tolerancia, el perdón y el amor. Esto significa la regulación de los deseos por la razón y la moral; mientras que la norma jurídica y las costumbres rigen la convivencia en la sociedad.
Es preciso una adecuada disciplina y practicas espirituales como la concentración, la meditación, la autosugestión, la visualización y el estudio de los principios esenciales de la vida,   para canalizar la energía creadora de los deseos y la transmutación de aquellos que lo requieran, en su polaridad opuesta positiva, conservando el equilibrio, el autodominio, la serenidad, el contentamiento y la gratitud, estimulando, al mismo tiempo, un sano sentimiento de autorrealización.
El deseo reviste, además del disfrute del placer, otros roles, como: adquisición de poder, acumulación de riqueza y búsqueda del sentido de la vida.
Siddharta Gautama, expresó, en las “Cuatro nobles verdades”, que las causas fundamentales de la ausencia de felicidad son los deseos en su polaridad negativa, a tales efectos sugirió la práctica del Noble Óctuple Sendero, cuya esencia es someter los deseos a la rectitud –o justicia-, en: las opiniones, los propósitos, las palabras, las acciones, los medios de sustentamiento de vida, los esfuerzos, la atención y la concentración.
Napoleón Hill, entre los motivos que mueven las acciones humanas, señaló: 1) La emoción del amor; 2) La emoción del sexo; 3) El deseo de la ganancia material; 4) El deseo de auto-conservación; 5) El deseo de libertad de cuerpo y mente; 6) El deseo de auto-expresión; 7) El deseo de perpetuar la vida, -o la trascendencia. También enunció dos grandes enemigos a vencer: La emociones de la cólera y la venganza; y, la del miedo, las cuales es preciso transmutar en sus opuestas positivas, es decir: calma imperturbable, impasibilidad y  serenidad; perdón y justicia; fortaleza, valor, confianza, templanza  y sabiduría, ejercitándose en la maestría del ser.
En la satisfacción de las propias necesidades, deseos y anhelos, se sugiere seguir estas sencillas reglas: 1) Saber lo que se quiere. 2) Desearlo hasta convertirlo en un ardiente deseo. 3) Formular un plan de acción. 4) Asignarle tiempo suficiente para su logro  y actuar con paciencia y expectativas positivas. 5) Escribir los objetivos y revisarlos diariamente. 6) Perseverar, actuando como si..ya los hubieses alcanzado. 5) Pagar el respectivo precio, en tiempo, dedicación, recursos o de otra índole esencial. 6) Disfrutar la acción del logro, haciendo la vida placentera y amena, relajándose, afirmando lo positivo, visualizando el resultado final satisfactorio, sintiendo la emoción y la gratitud anticipadas por la meta que debe ser alcanzada. 7) Trabajar en silencio, emulando a la naturaleza. 8) Prestar atención a las intuiciones, inspiraciones y guía del Creador Universal, en la propia conciencia, para conducirse con efectividad y en armonía con todos y con el Todo.
Por la ley de atracción, los deseos atraen a los elementos coadyuvadores a su satisfacción, oportunamente y repelen los contrarios como un escudo protector. Si las cosas se ponen poco fáciles, es preciso persistir con confianza, sin abandonar jamás, por cuanto es cuando más cerca se está de los resultados y las circunstancias suelen cambiar favorablemente, como la noche en día.
Adelante.


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