EL DESAPEGO
©Giuseppe Isgró C.
En el plan de vida que cada ser trae al presente
ciclo existencial, que el mismo –y las personas involucradas- realizara,
previamente a su reencarnación y con la aprobación de los regidores cósmicos,
está contemplado todo lo que precisa para culminar, exitosamente, esta etapa,
en la espiral evolutiva.
Ese todo, incluye la cosecha de vidas anteriores
de acuerdo a la ley de causa y efecto, -siembra y recogida-, es decir, la ley
del karma, que compensa las acciones pasadas y ubica, a cada quien, -de acuerdo
a la ley de la afinidad y a las leyes de justicia e igualdad-, en el orden que
le corresponde en el quehacer universal, en forma automática y sin esfuerzo.
Incluye una especie de crédito cósmico que
facilita los recursos necesarios para emprender -y llevar a cabo-, los propios
objetivos y las cuotas de resultados asumidos como aportes al bien común y a la
Gran Obra.
Esto ocurre con naturalidad y representa a los
dones que la Providencia va trayendo, cada día, como manifestación del propio
plan de vida.
Es decir, el plan de vida de cada ser tiene
previsto todo lo que debe hacer –y dejar aparte-, y los recursos necesarios
que, en cada etapa, precisará, los cuales el mecanismo de la vida aportará
oportunamente, antes de que sean necesitados. Es allí la importancia de
administrar los períodos de abundancia con sabiduría.
¿Cuáles son esas cosas que se deben hacer, o, es
necesario dejar de realizar?
Ese es el punto clave. Es preciso conocer las
leyes cósmicas, y, lógicamente, como decía Quilón, “conocerse”, en el aspecto
físico y espiritual, con una perspectiva universal de la vida.
La clave consiste en centrarse en las cosas
esenciales al plan existencial, para aprovechar los dones de la vida cuando la
Providencia los ponga al propio alcance.
Allí es donde el desapego entra en juego. Se
requiere apartar la atención del propio ego y centrarla en el Creador Universal
–la Fuente, la Rueda de la Vida o el Círculo y el signo más- y, mediante la
conexión divina, dejar que fluya el conocimiento, la luz, la sabiduría y el
poder de Aquel que lo sabe y puede todo, mediante las inmutables y eternas
leyes cósmicas.
Entonces, en armonía con los valores universales
cuya guía funge de sentidos cósmicos, se entra en un estado de iluminación,
donde las intuiciones –percepciones en la conciencia- y las inspiraciones
–comunicaciones por el pensamiento, de los guías espirituales, dentro del
pensamiento de cada ser-, y los sentimientos que expresa el Gran Pedagogo en la
propia conciencia, -Comunicación del Creador Universal con cada ser-, la
persona va percibiendo, con claridad los objetivos que, día a día, deberá
realizar y cada una de las necesidades que experimenta expresará el poder
potencialmente infinito del cual está dotado, en el grado suficiente, para
permitirle su satisfacción y aprovechamiento de la oportunidad inherente.
Comenzarán a surgir las coincidencias que harán
que la vida fluya en armonía con todos dentro de grandes caudales de
abundancia, -abundancia cósmica, sea cual fuere su grado de expresión en un
momento dado, el cual es preciso aceptar tal cual es-.
¿Cómo efectuarlo? Es sencillo. La práctica del
desapego conlleva dejar de pensar en lo que se carece y centrar la atención en
lo que se posee, dando las gracias por ello. En lo que centras la atención se
expande la conciencia y el poder de atracción. Se atrae lo análogo al contenido
de los propios pensamientos.
Anota, ahora mismo, cien cosas –o más- por las
cuales puedes dar gracias a la vida. Reléalas continuamente.
Practica la relajación profunda, diariamente, de
los pies a la cabeza. Pero, sobre todo, relaja a fondo, largamente, los pies,
concentrándote en los tobillos, y desde allí, sentir ambas plantas.
Cada vez que afrontas una situación, o deseas
realizar un objetivo importante, practica el desapego, es decir, busca lo justo
para las partes involucradas, debiéndote ser indiferente su logro, dejando que
la vida traiga el resultado factible por el mejor canal posible, única manera
de tomar el control sobre la situación.
Actúa como si…ya el resultado estuviese
alcanzado satisfactoriamente, dando por hecho el logro en su manifestación
óptima, siguiendo impasible, inmutable y tenazmente hasta la meta.
Permite que las cosas fluyan tal como deben
hacerlo. Céntrate en el Creador Universal, y practica el constante recuerdo de
Él, mediante la repetición de su nombre: ELOÍ. Hazlo diez, cien, mil veces o
más, cada día.
Aún en los casos más complejos, en las horas
siguientes comenzarán las cosas a tomar su propio cauce, de la mejor manera
posible para todas las partes involucradas, y a veces, hasta sus efectos menos
favorables suelen resultar providenciales, por evitar, generalmente, cosas de
mayor envergadura.
La conexión divina mediante la constante
repetición del nombre del Creador Universal -y la meditación en Él y sus
atributos-, dejando que Él canalice sus sentimientos acordes a los valores
universales en la propia conciencia, como guía espiritual, -voz de la
conciencia y/o conciencia cósmica-, es una práctica efectiva del desapego, cuyo
elevado estado de iluminación permite que se exprese la Voluntad Cósmica
Regidora, en el propio plan de vida.
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La practica del desapego es la demostración
suprema de la maestría del ser en el arte de vivir, por cuanto evidencia
conocimiento de las leyes cósmicas que rigen la vida y el universo; demuestra,
también, el dominio total de su puesta en práctica.
El poder de elegir es uno de los grandes recurso
con el que, el ser humano, está dotado como una derivación fundamental del
libre albedrío con que le ha dotado la naturaleza de las cosas.
Fruto de los propios deseos, la voluntad realiza
actos que habrán de conformar el destino inherente, o karma, positivo o
negativo, de acuerdo a la siembra efectuada, lo cual, habrán de ubicarle o
reubicarle, empujarle o inhibirle, en un momento dado.
Para alcanzar la auto-liberación es preciso que
antes se compensen las deudas kármicas previamente adquiridas.
Apegarse, limita las cosas nuevas que habrán de
sustituir las que, ya, han dejado de ser útil. Mientras más profunda sea la
zanja del apego, mayor esfuerzo será preciso para salir de ella, por medio de
la practica del desapego.
Si se va a realizar una transacción comercial,
dejar de apegarse a un solo prospecto, implica la ventaja de aprovechar el que
la vida, en el momento oportuno, aportará.
Al emanciparse de una sola doctrina o
determinada corriente de pensamiento, significa que se tiene la mente abierta
para recibir la verdad universal en donde se encuentre y sea quien fuere que la
haya percibido; denota el darse cuenta de que, todo el conocimiento existente,
en todas las corrientes de pensamiento, constituyen nuestra propia herencia
cultural o espiritual.
Apegarse a algo, significa excluir todo lo
demás; mientras que, el desapego, deja en libertad de recibir lo que mejor la
vida pueda aportar, en cada caso, siguiendo el curso de acción más conveniente.
Sin importar quien sea el líder, en cada
circunstancia, si éste está compenetrado con la doctrina universal, con una
clara percepción de la realidad temporal que afronta, y la asume, sin evasión y
desapego, siempre obtendrá los mejores resultados factibles, de igual manera
que cualquier otro, en su lugar.
La clave es el desapego, buscando el bien para
todas las partes involucradas, cumpliendo el propio deber, caso contrario, se
auto-excluirá, automáticamente.
Para emancipar a la humanidad es preciso
difundir en mayor grado la doctrina del desapego, en la búsqueda de la verdad
universal.
Es necesario ejercer el privilegio del libre
albedrío de acuerdo a los parámetros de los valores universales y a la práctica
de todas las virtudes, incluyendo la prudencia, la sabiduría, la justicia, la
fortaleza, la templanza y la belleza, recordando el efecto liberador del
perdón, la fuerza creadora y positiva de la gratitud y el poder superior del
amor, en conexión divina con el Creador Universal.
Empero, la practica del desapego implica
paciencia, tolerancia, confianza en sí y en la vida, expectativas positivas en
los resultados, optimismo, autodominio, respeto a todos y a todas las
expresiones de vida, en los tres reinos naturales.
El desapego constituye la autentica búsqueda de
la excelencia, del mejor curso de acción, en cada caso, de la perfección
factible en la obra a realizar y de una vida sujeta al ideal sublime concebido
por la mente universal reflejado en la conciencia de cada ser, mediante la
intuición, la inspiración, la motivación y el entusiasmo, con una clara
conciencia de servicio, de manera que, cada ser, pueda constituir un idóneo
instrumento de la voluntad divina, dejando que el Creador Universal se exprese,
en la propia conciencia, por medio de los sentimientos de los valores
universales, como guía de vida, sublime manifestación del desapego.
El desapego, denota confianza en los resultados
positivos y facilita la obtención de los mejores posibles, en cada caso.
El desapego deja en libertad la imaginación y la
creatividad fluye buscando el mejor cauce de auto-expresión. Permite que fluya,
libremente, la abundancia, la riqueza y la prosperidad.
El desapego activa la generosidad, mediante la
cual, dando, se recibe más y mejores cosas; evidencia un elevado grado de
mentalidad triunfadora y de sabiduría.
Hay que fluir con la vida, sin forzar los
resultados ni las soluciones, respetando las libres elecciones de los demás, ya
que, toda inherencia en las vidas ajenas se revertirá en la inherencia de otros
en la propia vida, debiendo compensar el karma, para auto-liberarse.
Para vivir en libertad, sin coacción de nadie,
es preciso abstraerse de los demás, sin juzgar a nadie, con total y absoluto
desapego e impasibilidad, con la mente centrada en los propios objetivos y en
la fuente universal, como medio de conexión divina y disciplina espiritual.
El desapego permite aprovechar las oportunidades
encerradas en cada situación que se afronta, cada día, por cuanto, el mecanismo
de la vida es la de buscar, y encontrar, la mejor solución en cada caso, lo
cual se manifiesta por medio de motivación, el entusiasmo, la intuición, la
inspiración, la fuerza de bloqueo y la fuerza de empuje.
Al actuar de acuerdo con las directrices de la
sabiduría de los valores universales, sobre los cuales se fundamentan las leyes
cósmicas, se permite que éstas actúen sin interferencia para asistir a la
persona en particular y para compensarle, ayudándole en la realización de la
cuota de cooperación en la gran obra.
Quien domina el arte del desapego, utiliza el
conocimiento de los beneficios para convencer, sin forzar, aportando los
elementos de juicios para que la persona, o personas involucradas, tomen las
decisiones con total libertad, asumiendo los propios riesgos y pagando –o
minimizando- el costo de oportunidad inherente. Lógicamente, ejerce el mismo
derecho en cuanto a la propia libertad.
Cuando se practica la visualización de los
resultados anhelados como si hubiesen sido alcanzados en su fase culminante y
exitosa, sin involucrar canal alguno de manifestación, es preciso dejar en
libertad a la mente psiconsciente para la respectiva manifestación en la
dimensión física, mental o espiritual. Ella conoce mejor el medio ideal para
cada logro, en el momento perfecto.
El desapego, permite caminar libremente por la
vida sin interferencias de nadie, y sin interferir con nadie, dejando que la
vida fluya con libertad, aceptando las cosas como son y haciendo que sean como
deben ser, de acuerdo con los planes trazados por el Gran Arquitecto del
Universo y en armonía con todos y con el todo.
En la conciencia intuitiva, el ser perciba,
oportunamente, el conocimiento exacto del qué, del cómo, del cuándo, del dónde,
del quién, del cuánto y del por qué. Además, la inspiración de los guías y
protectores espirituales, y la del Creador Universal, guían las propias
acciones con las fuerzas de empuje y las de bloqueo, en la perfecta
sincronización cósmica. El desapego es el vehículo para la perfecta expresión
Adelante.
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