LA PUERTA
QUE SE ABRE
©GIUSEPPE
ISGRÓ C.
-“Cuando una puerta se cierra, simultáneamente,
en algún lado, se está abriendo otra más grande”, expresa un antiguo aforismo.
La sabiduría popular es el reflejo de la
universal, de esa conciencia cósmica que, a través de los tiempos, cada
generación ha percibido su respectivo influjo, fruto de múltiples y variadas
experiencias, en su constante afán de sacarle el mejor provecho a la vida.
Existe un mecanismo cósmico que va guiando a
cada persona al lugar correcto, en el momento oportuno, para hacer la cosa
conveniente. Esto lo lleva a cabo ejerciendo un bloqueo existencial que, de
alguna manera, inhibe ciertas situaciones y estimula otras.
Lo que, en un momento dado parecía una
consecuencia negativa, al poco tiempo se observa como algo providencial. La vida
va cerrando las puertas inconvenientes, -por las cuales se quería pasar-, pero,
al mismo tiempo, va abriendo las que realmente convienen, por lo cual, la
actitud correcta es dejar de ver aquella para centrar la atención en la nueva
que trae la oportunidad que se requiere.
En algún lugar se está abriendo la puerta que
mejor conviene a la propia situación existencial. Este axioma cósmico permite
tener la convicción absoluta de que, cuando las cosas se ponen más duras, es
cuando se está más cerca de los mejores resultados.
Cuando se toca el fondo de las cosas, la única
dirección hacía donde se puede avanzar es hacia adelante.
En el momento en que se está a punto de lograr
la meta es cuando hay que potenciar las propias fuerzas de tenacidad,
persistiendo el tiempo suficiente, y, muchísimas veces, en muy breve tiempo,
mientras que, en otras, un poco más, el panorama cambia totalmente y cada uno
observa como la constancia y la fe dan resultados asombrosos.
Hay que persistir con actitud decidida, firme en
los propósitos, sereno el ánimo, con expectación positiva, caminando
silenciosamente por el camino de la vida.
La paciencia lo puede todo –decía Teresa de
Jesús-. Cuando se cierra una “puerta inconveniente”, se requiere un esfuerzo
extra, el de mirar la nueva oportunidad emergente, hay que estar más alerta,
con actitud mental positiva, por cuanto circunstancias favorables y
compensatorias están ya en movimiento. Hay que seguir el camino que conduce a
la que se abre, por la que fluye la nueva provisión divina, necesaria y
suficiente, y, de donde realmente conviene.
-¿Cómo abrir nuevas puertas de provisión cuando
se han cerrado las de las etapas anteriores, o las inadecuadas?- La puerta se
abre sola; se requiere verla. Pero, para atravesarla, la clave está en el
servicio y en la voluntad de resolver las cosas, asumiendo los propios
compromisos y responsabilidades.
La puerta que se abre trae su oportunidad
respectiva, -o varias-; generalmente viene envuelta en situaciones que deben
ser resueltas, por cuanto, la vida, sabiamente, procede de esta manera; el que
asume la misión de resolver determinadas “cosas” que están esperando que
alguien lo haga, se introduce en la estancia adecuada donde, haciendo la tarea
que compete, cosecha los resultados que requería.
El secreto consiste en dar, -servicio, amor,
conocimiento, etcétera-, la puerta permanece abierta para recibir tanto o más
de lo que se da, en una provisión renovada, “fresca”, necesaria y suficiente,
siempre; por cuanto, haciendo lo que debe ser hecho, se recibe todo cuanto se
necesita, oportunamente, mediante ese mecanismo cósmico que permite, a cada
persona, cada vez que observa el funcionamiento de este principio prodigioso,
exclamar: -“Dios es maravilloso”-.
Abre la puerta de la abundancia en tu vida dando
más de lo que te agradaría recibir: amor, amistad, felicidad, dinero –mediante
el beneficio de tu producto o servicio-, conocimiento, etcétera.
Mientras más tiempo permanece abierta la puerta
de tu vida –porque das continuamente-, lo está, también, para que entre más
provisión. Si recibes en mayor cantidad, puedes dar más y de esta manera,
sigues recibiendo en igual grado. Es un círculo sin fin; por eso, la conexión
con la fuente universal de toda provisión –mediante el servicio y la acción de
dar-, mantiene abierto los propios canales receptores para que circule la
abundancia universal.
-II-
La generosidad mantiene el flujo cósmico de la
provisión que debe ser administrada con extrema sabiduría, ya que, la
naturaleza da en justa medida, por cuanto, todo exceso en un área crearía un
déficit en otra.
Jamás temas vaciarte; toda fuerza vaciante, al
retrotraerse, atrae nuevas y más cosas de las requeridas en ese momento.
Dando y recibiendo fluye la circulación de
bienes y servicios cósmicos que, se mantiene viva cuando circula.
Algunas veces, las únicas puertas que se abren
son aquellas mediante las cuales hay que compensar las circunstancias kármicas
de las cuales la persona pueda ser deudora, -o acreedora-, hay que pagar –o
cobrar-; a ambas cosas, la vida, con sabiduría, y respetando el libre albedrío,
conduce, abriendo y cerrando las puertas adecuadas.
Cada puerta que se abre es la más conveniente,
pero, la vida, a veces, por la aplicación de la Ley de la Justicia Divina,
ejerce fuerzas de bloqueo, coaccionando, adecuadamente, cuya única alternativa
es la respectiva compensación, lo cual ocurre cuando el saldo existencial es
negativo; hay que pagarlo para recuperar la propia independencia: mientras
tanto, en base a la suma existencial, lo va ubicando, a cada uno/a, en aquellas
posiciones –de acuerdo al orden cósmico- en que mejor puede cumplir sus
compromisos.
Son las fuerzas de reubicación que cierran las
puertas “anheladas”, pero que, mientras se deban compensar situaciones, hay que
recorrer el camino que señalan las puertas del deber, de los propios
compromisos, que, afortunadamente, dejándose guiar por esa “voluntad divina”
que rige la justicia universal, cada persona va conquistando determinados
grados de auto-liberación y libertad para asumir los nuevos e infinitos retos
de las puertas cósmicas de la evolución, en el eterno presente; el aquí y
ahora.
En la gran madeja existencial, cada persona es
deudora, y a la vez, acreedora, en múltiples combinaciones de reciprocidad, por
lo cual el mecanismo cósmico –es decir, la justicia divina, la ley de
compensación, el amor, el crédito universal, etcétera-, siempre genera nuevas
vías mediante las cuales se pueda recibir la provisión.
Existen muchas personas que, por esas
interrelaciones de sumas existenciales, por el karma de compensar situaciones,
la vida los va llevando a situaciones que, cuando más se requiera asistencia
cósmica, de donde menos se espera, se abre la puerta: la que trae la provisión
necesaria.
Este mecanismo compensatorio genera los recursos
por un entrecruzamiento de compensaciones, por ejemplo: A debe a B; B debe a C,
la vida permite, en un momento dado, que A pague a C con cargo de B,
equilibrando las compensaciones recíprocas.
Esta compensación puede llevarse a cabo de miles
de formas entrelazadas con efectos sorprendentes.
Pero, por las compensaciones kármicas, por el
salario cósmico o por el crédito universal, cada persona recibe, oportunamente,
la provisión necesaria y suficiente, a cada situación, la cual siempre debe ser
administrada con sabiduría.
-Dios es maravilloso-, suele exclamarse cuando
se contempla la bondad divina de este mecanismo cósmico. –Dios ayuda-, dicen
otros.
Abre tu espíritu al amor y a la confianza en las
bondades de la vida. Enfrenta tu propia realidad con ánimo contento, haciendo
todo lo que debes y espera siempre lo mejor; lo demás viene por añadidura, en
el grado correspondiente.
Lógicamente, la puerta que se abre puede
obedecer a múltiples causas, pero siempre, por una u otra razón, cuando una
puerta se cierra, en el mismo instante, se abre otra. ¿Un amor termina? Se
queda libre para que llegue otro, probablemente el más conveniente en ese
momento.
Pero, lamentar el pasado impediría las bondades
del presente.
-¿Una negociación dejó de realizarse?- Olvídala;
busca y encuentra la nueva que está esperándote.
Para aprovechar las oportunidades que están por
llegar hay que soltar las irrealizables.
De igual manera, si tienes que cerrar la puerta
–oportunidad- a alguien, es decir, deseas no hacer ciertos tratos comerciales o
descontinuar otros, habla con sinceridad a la otra parte, para evitarle falsas
expectativas; hay que hablar con la verdad, por cuanto, en algún grado, se es
responsable de las esperanzas que sin fundamento se alimentan; al declarársele
a la parte interesada que cierta puerta permanecerá cerrada, comenzará a buscar
la que realmente está abierta, esperándole.
Mediante la promesa –de servicio, de asunción de
las propias responsabilidades, del logro o realización de un objetivo- abre la
puerta adecuada por la cual fluye el poder suficiente para alcanzar todas las
metas, una a una, oportunamente.
Pero, dale a la vida lo mejor de tus esfuerzos,
buena voluntad, trabajo creativo y estudio constante.
Aprovecha, cada día, tu oportunidad, mediante el
servicio efectivo, con trato justo y ánimo contento.
Sé tolerante, paciente y persistente. Hagamos
del planeta el mundo anhelado por todos: el reino del amor, la justicia, la
armonía, la fraternidad, el progreso, el bienestar, la abundancia y la
felicidad.
Adelante.
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